Hoy hace 10 años que el socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, contra todo pronóstico, con la caverna mediática en contra y con las malas artes del saliente Gobierno de José María Aznar, ganó las elecciones generales en España y se convirtió, a sus 44 años, en el primer Presidente socialista del siglo XXI, en sentido literal y en sentido figurado.
Ninguno olvidaremos nunca esas elecciones porque vinieron precedidas de los atroces atentados terroristas islámicos en la red de trenes de Cercanías de Madrid que se saldaron con 192 muertos y más de un millar de heridos y que provocaron el indigno espectáculo del Gobierno saliente mintiendo y mandando mentir a periodistas, embajadores y cargos públicos, sobre la autoría de los mismos.
Aquellos atentados no cambiaron el sentido del voto, por mucho que la caverna mediática se empeñe en repetirlo, pero la gestión posterior del los mismos que hicieron el Presidente Aznar y su Ministro del Interior, Ángel Acebes, probablemente sí que ayudó a que algunos indecisos inclinaran su voto contra aquellos que mentían y manipulaban a su interés partidario con los muertos y heridos.
En nuestro caso, mi madre y yo, desde hacía semanas, teníamos preparada una reunión de Trivialeros en Valencia para ese fin de semana (jugadores de trivial on line en aquel vetusto IRC de Hispano), por lo que solicitamos el voto por correo y emitimos nuestra papeleta mucho antes de la masacre porque no teníamos previsto volver a Madrid hasta el mismo domingo de las elecciones por la tarde y no queríamos arriesgarnos a no llegar a votar a tiempo.
Aquel 12 de marzo de 2004, viernes, salimos de trabajar y conducimos hacia Levante para disfrutar de la semana previa a las fallas con un grupo de amigos, entre consternados, acongojados y absolutamente indignados. Esa misma tarde, ya en Valencia, acudimos a la multitudinaria manifestación que se convocó en repulsa por los atentados y ya con los primero síntomas de cabreo sordo por la manipulación de la información que pretendía imponer el Partido Popular de Aznar.
Recuerdo salir de la ducha en la habitación del hotel corriendo a ver la televisión cuando compareció en rueda de prensa un demacrado y sin afeitar Ángel Acebes, con los ojos inyectados en sangre y la mentira cruzándole su macilento rostro, lo que me supuso un resbalón y un costalazo de antología por correr descalza con los pies mojados por la tarima, y desde el suelo escucharle insistir en que había sido ETA y gritarle: ¡mientes, miente, mientes!
El mismo domingo de las elecciones, pese a que habíamos votado por correo, salimos de Valencia nada más comer porque queríamos llegar al colegio electoral antes del cierre para ver a los compañeros que estaban trabajando en las mesas de interventores y para asegurarnos de paso que nuestros sobres con nuestras papeletas estaban allí. Ese domingo no podía quedarse nadie sin votar, estaba en juego nuestra dignidad como país, nuestra democracia, nuestra memoria colectiva y todas las cosas buenas por las que llevábamos luchando años.
La participación en esas elecciones que dieron la victoria al socialista José Luis Rodríguez Zapatero fue del 75,66%, 10 puntos más que en las últimas que ganó Aznar con mayoría absoluta, cumpliéndose esa máxima de que si la izquierda vamos a votar ganamos y si nos quedamos en casa gana la derecha. Una curiosidad, en aquellas elecciones, en términos de número de votos absolutos, los socialistas ganamos en Andalucía, Extremadura, casi toda Castilla La Mancha, Aragón, Catalunya, Tenerife, León y Álava.
Pero volviendo a mis recuerdos, cuando la televisión dio por ganador al Partido Socialista Obrero Español, en casa abrimos una botella de cava para celebrarlo y después nos acercamos al centro con intención de celebrarlo hasta que un contenido Zapatero nos dio las gracias por el trabajo realizado y nos mandó para casa que no estaba España para celebraciones. Y tenía razón, después de haber enterrado a tantos conciudadanos tan solo un par de días antes, la alegría por la victoria socialista se mezclaba con un sabor amargo de impotencia ante la barbarie.
NOTA DE LA AUTORA: creo que ya he escrito antes sobre la victoria del 2004 en este MartuBlog pero no he querido comprobarlo antes para ver si el paso del tiempo va construyendo nuevos recuerdos o estos permanecen fieles en la memoria. 11 de marzo de 2004