No sé si será la primavera, que siempre trae la malvada astenia, o si será la edad, que estoy hecha una cuarentona y se me están dislocando las hormonas. No sé si tendrá la culpa el panorama político español, que es para llorar o emigrar, o ambas cosas a la vez, pero insisto, yo estoy de bajón.
Creo que no es por lo de la pre menopausia porque eso solo me afectaría a mí y noto que el bajón es generalizado. Se nota en Twitter, que la gente no está para nada, que no tenemos ganas ni de sacarnos los ojos, con lo que eso anima las tediosas tardes. Se nota en las conversaciones familiares, que nadie salta por encima de la mesa dando voces y soltando espumarajos por la boca en defensa de su partido, el que sea. Se nota en las tertulias políticas, que nos hacen bostezar a propios y extraños. Y se nota, sobre todo, en mis compañeros de partido que guardan un atronador silencio, un silencio sonoro que decía aquel, que pone los pelos de punta.
Están de bajón los sanchistas porque la crónica de una muerte anunciada está llegando a su fin. Nadie, en su sano juicio, cree que el PSOE mejorará los pésimos resultados del 20 de diciembre que vendieron como históricos, por lo que Pedro no podrá seguir alargando su interinidad al frente de la Secretaría General ni un día más y no tendrá más remedio que convocar el Congreso Ordinario que debía haberse celebrado hace meses.
Que ese Congreso Ordinario no lo va a ganar Pedro Sánchez, es un hecho tan seguro como el que no va a mejorar los resultados de diciembre el 26J, es por ello que el desánimo cunde entre las filas de acérrimos, pero, y esto es lo extraño, también entre los que no lo son.
Estamos de bajón, también, los que nunca hemos querido que Sánchez fuera nuestro Secretario General y los que han descubierto que no lo querían después, todos. Estamos de bajón, digo, porque nos duele el PSOE, nos duele en el alma ver como un error tras otro de la actual dirección federal nos conduce al abismo, pero nada podemos hacer para evitarlo. Valgan unos ejemplos sencillos:
- Las listas, que Pedro se ha empeñado en que sean las mismas que en junio, en lugar de tomar nota de aquellos lugares en los que no hemos funcionado, analizar por qué, qué nombres suman y qué nombres restan y ponerle solución. Lo de Madrid es el más claro absurdo “sostenella y no enmendalla” que he visto en mi vida.
Habiendo bajado de 10 míseros diputados que conseguimos en 2011 a 6 vergonzantes en 2016, lejos de comprender que inclusiones aventureras como Irene Lozano, conocida por insultarnos gravemente desde la Tribuna del Congreso, una cunera del PSCE, Maritxel Batet, que no ha dudado en volverse a su lugar natural en cuanto le han quitado de encima a su rival, Carme Chacón o la comandante Cantero a la que nadie conoce más causa que la suya propia, Sánchez no dudó en afirmar que repetiría íntegra la lista -casi un minuto antes de que desertara la ex de UPyD-
- El Comité de Campaña, por primera vez en nuestra historia reciente, ningún miembro de Juventudes Socialistas estará en el Comité de Campaña ¿por qué? Según el ínclito Simancas porque son una organización distinta del PSOE (sic) Se ve que andamos sobrado de voto joven y podemos prescindir de la parte más activa, más dinámica, más valiente y más roja de nuestra ideología.
- El mensaje, uno de los mayores errores del pos batacazo electoral de diciembre fue afirmar rotundamente que con el PP no se iba ni a hablar, cerrándose una parte del terreno de juego y obligándose por ello a jugar en terreno podemita. Así, lo segundo que ha dicho Pedro, lo primero es que iba a repetir como candidato, simulacro de primarias mediante, es que no iba a hablar con el PP, fuera cual fuera el resultado el 26J, otra vez jugando en un terreno achicado.
Hay quien desde la prensa afirma, muy alegremente, que estamos encantados de que Pedro se la pegue, de que cuanto mayor sea la hostia, más contentos los críticos, ¡qué poco nos conocen! Nada más lejos de la realidad, críticos, como yo, votamos en diciembre PSOE, pese a Pedro Sánchez, pese a César Luena, pese a la defenestración de Tomás Gómez, pese a las purgas en Madrid, pese a mi propio Expediente Disciplinario, y lo hicimos porque nos duele el PSOE más que nuestro propio dolor.
Lo que quisiéramos los críticos, me atrevo a decir que somos la mayoría hoy en el Partido, es que la actual dirección federal nos escuchara, cambiara el rumbo, dejara atrás el sectarismo, las rencillas y las miserias personales y se remangara para trabajar todos juntos en salvar a nuestra organización de un futuro incierto. Que, en lugar de quejarse de la división interna, nuestro Secretario General, entonara el mea culpa y reconociera que el que ha sembrado la semilla de la discordia, de la desunión, es su Secretario de Organización, César Luena, al que no quieren ni gran parte de sus afines, porque ha confundido el orden con el autoritarismo, porque no sabe que el respeto se gana, no se impone.
Lo que quisiéramos los críticos es no tener que serlo, o serlo por cosas menores, que el que tiene el vicio, como yo, de salir a ganar, siempre encuentra cosas que podrían hacerse mejor para llegar aún más lejos, más alto, más rápido, más todo.
Lo que quisiéramos los críticos, de todo corazón, es que hubiera alguna posibilidad de que el PSOE ganara las elecciones el 26J y Pedro Sánchez fuera el Presidente del Gobierno sin malabarismos, sin pactos anti natura, sin sopas de siglas, porque España necesita desesperadamente que los socialistas volvamos a gobernar y, desgraciadamente, esto no va a pasar en junio porque el que tiene la llave que abre la puerta a todo esto no piensa soltarla.