Qué pereza de los que defienden que Monedero creara una empresa para defraudar a Hacienda y ahorrarse unos impuestos que sostienen el Estado del Bienestar, la Sanidad, la Educación, la Dependencia, los Servicios Sociales y todo lo bueno que dicen defender para la gente, los de abajo.
Qué pereza de los que defienden que Monedero ha hecho una paralela por lo bajini y ha regularizado su situación con Hacienda y pelillos a la mar, sin reconocer que lo ha hecho porque le han pillado y después de pasarse una semana mudito y otra clamando por una supuesta persecución hacia su persona por el mero hecho de ser de Podemos.
Qué pereza de los que defienden que Monedero ha defraudado ha Hacienda pero no tiene importancia teniendo en cuenta que los Pujol han defraudado muchos más millones, que el PP se financió irregularmente y su Tesorero tenía millones en Suiza, que los de las Tarjetas Blacks se gastaban una pasta de todos en frivolidades y lujos sin declarar o que en Andalucía un grupo de golfos se llevó el dinero destinado para la formación de parados.
Qué pereza de hooliganismo que hace que seamos incapaces de ver que lo que está mal, está mal hoy, ayer, mañana y siempre, lo haga un pepero, un sociata o un podemita. Que no podemos ponernos exquisitos afirmando que somos la gente, el pueblo, los de abajo y luchamos contra la casta, los privilegiados, los del régimen del 78 y luego aprovechar los resquicios de ese sistema para que un colega nos busque una beca en la Universidad, crear una empresita para distraer los dineros que hemos cobrado de Venezuela o facturar en B en nuestra productora de televisión.
Es agotador hoy día el debate político.
Pongo por ejemplo lo que sucede en Madrid, de una parte tenemos al PP en descomposición, cercado por la Gurtel, la Púnica y las sospechas sobre el ático del Presidente de la Comunidad, Ignacio González y con una pésima gestión de lo público que ha conseguido llenar las calles de la capital de mareas de todos los colores en su contra. De otra parte tenemos a Izquierda Unida, que parecía querer presentar batalla con una candidata elegida por primarias abiertas, Tania Sánchez, una candidata mediática que ha tomado las de Villadiego para converger desde una nueva plataforma con Podemos. Como actor invitado en este drama aparece el propio Podemos que nadie tiene muy claro si se va a presentar solo o en compañía de otros, quién encabezará el cartel y lo que es más importante, para qué.
Solo nosotros, los socialistas, tenemos un candidato consolidado y avalado mayoritariamente por la militancia, Tomás Gómez, con un proyecto elaborado junto con los expertos, los profesionales, las asociaciones, los vecinos, todos aquellos que van a ser afectados por la gestión de lo público. Cualquier ciudadano de Madrid sabe qué haremos los socialistas de Madrid al día siguiente de ganar las elecciones con la Sanidad, con la Educación, con los emprendedores, con las pequeñas y medianas empresas, con los autónomos, con los dependientes, con los enfermos de la Hepatitis C…
¿Pero creéis que en las tertulias se habla de esto, de candidatos y de programas, de qué problemas reales tiene la gente y cómo solucionarlos desde el día después de ganar las elecciones? No, tenemos los que defienden que solo Podemos encarna el sentir popular y por tanto solo ellos podrán salvarnos de la maldad intrínseca de toda la clase política aunque no tengan programa, candidatos, ni coherencia entre su discurso y sus acciones y enfrente se sitúan los que consideran que si gana Podemos se desatarán todas las plagas bíblicas y asistiremos en directo al Armagedón por lo que la única solución posible es seguir manteniendo en las instituciones al PP que lleva años saqueándolas.
Los socialistas, los únicos que nos hemos tomado en serio los próximos procesos electorales, que estamos trabajando en un proyecto que mejore la vida de la gente, sin prometerles el cielo, sin demostraciones públicas de fuerza, solo con trabajo y con el aval de ser los arquitectos del Estado del Bienestar que hoy destruye el Partido Popular, somos ninguneados por unos y otros. Es imposible mantener cualquier debate político de calado porque el ruido mediático lo tapa todo. Cualquier argumento queda acallado por los gritos de «casta», «artículo 135», «PPSOE», «EREs», «Felipe González consejero»…
¿Y el Partido Popular? Bien gracias, apelando al voto del miedo se vuelve encaramar al primer puesto en las encuestas. Me temo que en mayo volveremos a decir aquello de: «disfruten lo votado» ¡QUÉ PEREZA!