Hace unos meses vimos al Rey de España, disculparse por haberse roto la cadera en una cacería de elefantes en Bostwana, con el consiguiente escándalo social porque estuviera matando esos magníficos animales, porque lo hiciera invitado por algún lobby a cambio de cualquiera sabe qué y porque cuando los españoles nos vemos obligados a realizar tremendos sacrificios debido a la crisis él estuviera gastando decenas de miles de euros en algo tan frívolo como repugnante.
Todos recordamos al Borbón con cara de pena diciendo mientras miraba a cámara lastimosamente: “lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. Y pelillos a la mar, nadie exige que el rey abdique, nadie salvo Tomás Gómez quizás, nadie pide que explique el origen del dinero que le sufragó la juerga, nadie defiende que se incluya a la Casa del Rey en la Ley de Transparencia, no se recorta apenas el presupuesto del que disfrutan él, la reina, su amiga entrañable, sus hijos, los yernos, la ingente cantidad de nietos, los secretarios particulares de infantas y demás personajes del culebrón. Le perdonamos y a otra cosa.
Después hemos pasado por numerosas ocasiones en que políticos españoles han metido la pata, bien con declaraciones insultantes hacia las mujeres maltratadas como Toni Cantó, bien jugando al Apalabrados mientras se desmantela la Sanidad y la Educación pública, bien cobrando desorbitadas dietas por asistir a fingidas reuniones de trabajo en Cajas de Ahorro y otros tantos despropósitos que se han saldado con unas simples disculpas juancarlistas y ninguna asunción de responsabilidades políticas ni consecuencias por sus actos.
El último episodio lo hemos protagonizado, para nuestra vergüenza, los socialistas españoles, en concreto nuestro Secretario de Organización Federal, Oscar López, que después de autorizar la moción de censura en el Ayuntamiento de Ponferrada con el voto del maltratador de Nevenka, se ha visto obligado a disculparse y rectificar ante el escándalo que ha supuesto semejante comportamiento indigno, para más inri en el Día Internacional de la Mujer.
Para que el esperpento sea completo, el flamante y recién elegido Alcalde de Ponferrada, compañero socialista, se niega a cumplir la orden de nuestro Secretario General, Alfredo Pérez Rubalcaba de dimitir y prefiere, junto con el resto de concejales abandonar el Partido Socialista y seguir gobernando Ponferrada.
Ellos aseguran en su descargo que contaron con la autorización y supervisión de Oscar López durante todo el proceso y que desde Ferraz se veía con buenos ojos hacerse con Ponferrada y así afianzar el poder territorial de López en Castilla y León para unas eventuales primarias a futuro. Ellos dicen también que de esta manera se lograban dos bienes, quitar la alcaldía al Partido Popular que está dañando los intereses de los ponferradinos y obligar a dimitir al acosador quitándole de la escena pública después de muchos años.
Sin entrar a valorar moralmente lo infumable de que el fin justifica los medios, lo que resulta demencial es que el número 3 del PSOE autorice algo que unas horas después nuestro número 1 tiene que rectificar públicamente y con ello ponga su autoridad en entre dicho al comprobar que sus órdenes son ignoradas por unos y otros.
Es verdad que ha dicho Oscar López que todo lo organizó y autorizó él y que Rubalcaba no sabía nada. Es verdad que se ha disculpado y ha asumido el error y la responsabilidad del mismo. Pero es vedad también que lo ha hecho al Campechano Stiyle: “lo siento, me he equivocado y no volverá a ocurrir” pero ni me planteo dimitir por el bien del Partido Socialista Obrero Español y de nuestro propio Secretario General Federal…
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