Acabo de ver al abogado de la Infanta Cristina, imputada por defraudar a Hacienda y blanquear dinero junto con su marido, Iñaki Urdangarín, Duque de Palma o empalmado, como le gusta a él afirmar en sus correos electrónicos, explicar que no pude acusarse a su clienta de ningún delito porque es una mujer que se casó enamorada y en todo momento actuó por amor, cuando imputaba gastos familiares a la empresa, cuando contrataba el personal de servicio a través de la empresa, cuando firmaba un fraude tras otro, todo lo hacía ciega de amor.
Lo cierto es que yo he hecho auténticas barbaridades por amor, me he liado la manta a la cabeza y he abandonado mi casa, mi familia, mis amigos y hasta mi ciudad por amor. He renunciado a una vida cómoda en un dúplex fantástico y con un buen coche por amor. He consentido que el amor de mi vida fuera el amor de la vida de alguna otra por amor. He puesto mi vida patas arriba y vuelto a comenzar de cero por amor, pero lo que nunca he hecho es defraudar a Hacienda o blanquear dinero por amor, llamadme rara.
Ya habíamos escuchado la excusa de la mujer florero en el caso de los regalos que la Gurtel hizo a Jesús Sepúlveda, marido de la Ministra Ana Mato, tales como un Jaguar en el garaje que la pobre no vio, confeti por toneladas para los cumples de los niños, viajes a Eurodisney y otras zarandajas que pasaron completamente inadvertidas a esta despistada pepera. Ni que decir tiene que para el común de los matrimonios españoles no coló, todos sabemos que es muy difícil mover un músculo en pareja sin que se entere tu contrario.
“Yo no zabía ná zeñó Jues”, también lo habíamos escuchado a las dos mujeres de Julián Muñoz, alias Cachuli, tanto Maite Zaldivar, la oficial, como Isabel Pantoja, la amante, alegaron absoluto desconocimiento del origen de los millones que gastaban a espuertas junto al de los pantalones sobaqueros. Los ciudadanos de Marbella no se lo creían y pasaban de enseñar dientes, dientes, que es lo que les jode. Tampoco coló y el Juez los ha condenado a todos a diversas penas de cárcel.
Ayer mismo se descubrió una cuenta en Suiza a nombre de Rosalía Iglesias, la mujer del malvado Bárcenas, la misma que acudió hace unos meses al Juez Ruz a pedir que se le desbloqueara alguna cuenta para poder pagar la luz y el agua. Es triste pedir, señor Juez, pero más triste es robar, déjeme usted sacar unos eurillos del banco que soy una pobre mujer desvalida que no sabía nada de los millones de mi esposo en el extranjero…
Tenemos algún caso más que pretenden llevar con discreción pero que no va a pasar desapercibido a unos lectores sagaces como vosotros, el marido de Loli Cospe se está forrando desde que su señora es jefaza de Génova, pero ella no se ha dado ni cuenta porque está distraída explicando lo del despido en diferido con forma de simulación del Tesorero del PP, Luis el cabrón, borrando discos duros y dejando la sede limpita para cuando llegase el Juez en busca de las facturas falsas de la reforma millonaria.
En fin, que como decía aquel dúo de mi juventud, Ella Baila Sola: “De mayor yo quiero ser mujer florero, metidita en casita yo te espero. Las zapatillas de cuadros preparadas, todo limpio y muy bien hecha la cama”.