A los huérfanos del PSOE

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Hace ya varios años que no escribía unas letras en este blog, casi tantos como que dejé la política o la política me dejó a mí, cuando el ínclito Pedro Sánchez, me expedientó para expulsarme del PSOE, por segunda vez.

Durante mucho tiempo albergué la esperanza de que el «pedrosanchismo» fuera una dolencia pasajera, un mal grave pero del que se podía salir vivo, una enfermedad necrosante que se superaría amputando algunos miembros no vitales, pero manteniendo la esencia de un partido centenario al que dediqué 20 años de mi vida y muchas de mis ilusiones. Hoy no lo creo posible.

Cuando Pedro Sánchez y sus secuaces abandonen la calle Ferraz, ya nada quedará de todo aquello que un día soñó Pablo Iglesias, el bueno, el linotipista, allá por el final del siglo XIX. No es ya por la errática política que guía sus pasos, hoy es moderado, mañana el socialista más radical, pasado mañana lo que requiera la situación electoral. No es ya por los pactos antinatura con todos aquellos partidos del arco parlamentario con los que se juró y perjuró no se pactaría jamás, bien porque ayer asesinaban a nuestros compañeros con BILDU, bien porque ayer conspiraban para abandonar España desvalijando las arcas públicas catalanas como ERC, bien porque son opciones cuyos valores políticos son los de la derecha más rancia, reaccionaría y egoísta, como son el PNV o JUNTS (otrora CIU). Es, me temo, porque la corrupción, el amiguismo, el uso de lo público como propio, del que el CASO KOLDO es solo una muestra, va a dar con los huesos de algunos miembros del círculo íntimo de Sánchez, en la cárcel.

Durante muchos años he estado callada porque era fácil acusarme de hablar por despecho al no alcanzar no sé qué cimas políticas, por venganza por la expulsión de la que sentía era mi casa o por interés en que me colocaran en un carguillo en otro partido político. Opciones todas ellas muy lejanas a mi sentir y proceder, pero fácilmente achacables a la crítica de la que he hecho gala desde que tengo uso de razón. Por tanto, lo más sensato fue colgar la tecla y dejar que el tiempo diera y quitara razones. Desgraciadamente para mí, aquello que profeticé se ha cumplido con creces porque siempre, la realidad, supera las expectativas del horror que uno imagina.

Salvo la excepcional figura de Emiliano García Page, siendo siempre leal a los principios y valores que inspiraron, inspiran e inspirarán al PSOE, ganando elecciones de manera incontestable y permaneciendo firme frente al embate de la mediocridad reinante en el socialismo actual, la izquierda no populista, no nacionalista, no acomplejada, ha sido un erial hasta hace unos meses en que un grupo de compañeros de orfandad tras diversos naufragios de sus respectivos partidos e incluso amigos de años de pensar en plataformas, siempre en términos de progreso y libertad, decidieron postularse para las elecciones europeas bajo el paraguas de IZQUIEDA ESPAÑOLA.

Conozco a Guillermo del Valle desde mi militancia en el PSOE y la suya en la libertad, en la igualdad, en la lucha contra la corrupción, frente a los nacionalismos periféricos y su egoísmo voraz, la defensa de los trabajadores contra el liberalismo descarnado y la lucha por un Estado social fuerte que garantice la igualdad de oportunidades independientemente de la Comunidad Autónoma en la que uno resida.

Defiendo junto a él la necesidad de que la izquierda vuelva a tener un proyecto para las mayorías sociales que impida un gobierno de PP y Vox con el retroceso de derechos y libertades que ello supone, a las pruebas me remito en las Comunidades Autónomas donde gobiernan de la mano. Un gobierno de izquierdas sin complejos pero implacable contra derivas autoritarias y antidemocráticas que estamos sufriendo por las exigencias de los independentistas, valga el ejemplo de la vergonzante Ley de Amnistía.

A los huérfanos del PSOE, pero no solo del PSOE, también de Podemos, Sumar y demás inventos tras los que se esconden las aspiraciones de poder de unos pocos sin escrúpulos, os invito a uniros en la aventura de hacer llegar a la IZQUIERDA ESPAÑOLA a las instituciones europeas, como primer paso de la reconquista de un espacio que nos hemos dejado arrebatar por la derecha patriotera, ESPAÑA.