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¿QUÉ HAS HECHO CON EL PSOE, PEDRO?

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Anteayer, a la compañera Soraya Rodríguez la insultaron e increparon, obligándola de mala manera a abandonar su Agrupación de Valladolid, precisamente por salir en defensa de Patxi López, al que estaban dedicando palabras gruesas, como traidor, por haber anunciado su intención de presentarse a la elección de Secretario General del PSOE. Y por defender la actuación del Grupo Parlamentario Socialista, haciendo una oposición contundente pero útil, al Partido Popular.

Basta con darse una vuelta por las redes sociales hoy para observar como los más acérrimos seguidores de Pedro Sánchez lanzan insultos, amenazas y todo tipo de barbaridades sobre el propio Patxi López, al que consideran un traidor al sanchismo y un títere de los malvados barones, solo por haber manifestado su voluntad de concurrir a las primarias del Partido Socialista. Y como despotrican contra la Gestora, los Secretarios Generales que la apoya y, sobre todo, Susana Díaz.

He participado en muchas primarias y congresos desde que me afilié al PSOE en el año 98, empezando por las que enfrentaron a Borrell y Almunia, las primeras de los socialistas españoles y siguiendo por las de Moran contra Leguina, o Tomás Gómez contra Trinidad Jiménez, el Congreso en el que salió elegido Zapatero frente a Bono, el de Rubalcaba contra Carme Chacón y, por supuesto, el del propio Sánchez frente a Madina y nunca, nunca, nunca, había visto lo que está pasando en los últimos meses.

No diré que no hay momentos de tensión en unas primarias porque mentiría, de hecho, algunas como las que vivimos en Madrid entre Trinidad Jiménez y Tomás Gómez, con Moncloa, Ferraz y Callao utilizando todos los resortes del poder para tratar de que fuera su elegido el ganador, fueron muy duras, con mucha tensión y, en algunos casos, dejaron cicatrices de por vida, pero nunca, ni en aquel momento vi que se impidiera hablar a un compañero o compañera en una Casa del Pueblo, que se le abucheara, insultara o amenazara, hasta el punto de obligarle a abandonar la que es la casa de todo socialista, su agrupación como ocurrió ayer con Soraya.

Tampoco había visto nunca a “compañeros” apostados a la entrada de un Comité Federal para tratar de amedrentar a sus miembros antes de una votación. Ni llamar fascista a un héroe del socialismo y de la lucha por la libertad y la democracia en España, como es el compañero Eduardo Madina, víctima de la banda terrorista ETA. Ni zarandear a compañeros trabajadores de Ferraz al grito de golpistas. Ni amenazar con darse de baja en el partido si no es el líder mesiánico el elegido para dirigir los designios de nuestra centenaria organización.

He tenido Secretarios Generales a los que he adorado, como Felipe, a los que he aprendido a querer, como Zapatero, a los que he combatido y admirado, a partes iguales, como Rubalcaba, los que me han parecido nefastos, como Almunia y los que sabía que no traerían nada nuevo al PSOE, como Sánchez, fundamentalmente porque nos conocemos hace décadas y su trayectoria es claramente definitoria del personaje. En fin, que he tenido de todo al frente del PSOE, pero nunca, nunca, nunca, me he planteado darme de baja, romper el carné, devolver las cuotas o como quiera que decidan estos investidos de justa indignación.

Es más, cuando Sánchez y Luena decidieron echarme de mi casa, de mi partido, del Partido Socialista Obrero Español, me defendí legalmente durante un año, recurrí a la Comisión de Ética y Garantías Federal y gané que se revocara mi expulsión, porque para mí, militar en el PSOE es una forma de vida. Si no me gusta la dirección Federal o Regional de turno, sigo trabajando por mis principios y valores y procuro que, en el siguiente proceso congresual, los que venzan me resulten más atractivos intelectual o políticamente hablando. Jamás me iría porque no me gusta la cara que lleva el cartel, solo abandonaría mi militancia si mi partido perdiera sus principios y valores, las señas de identidad que nos han hecho grandes durante 137 años de historia y eso, compañeros y compañeras, se me antoja un imposible porque la mayoría de los militantes del PSOE son socialistas hasta la médula, aunque algunos hayan sido inoculados por el virus del populismo sanchista, confío en que pronto pasará.

Ahora parece que también presentará su candidatura Pedro Sánchez. Es lógico, si obtener, en diciembre de 2015, tan solo 90 diputados fue algo histórico, para él y repetir el peor resultado desde el advenimiento de la democracia del PSOE, en junio de 2016, con 85, no le hizo plantearse dimitir, sino que se sintió con renovadas fuerzas de ser la única voz del PSOE, no veo por qué no va a volver a intentarlo ahora, todo es susceptible de empeorar.

En cualquier caso, como ni Patxi, ni Pedro me parecen buena opción para liderar el Partido Socialista Obrero Español, en estos momentos, escucharé atentamente qué tienen que proponerle a la militancia mientras espero pacientemente que sigan postulándose más compañeros y compañeras a ver si alguno me convence de que es la persona idónea para que le de mi aval y mi voto.