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A vueltas con la Memoria Histórica

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Ayer se produjeron dos hechos que me hicieron reflexionar sobre la Guerra Civil y los 40 años de dictadura Franquista en nuestro país.

El primero fue la muerte de la última de las 13 Rosas, en realidad 14, Mª Carmen Cuesta, llamada «peque», por ser la menor de todas ellas y el segundo fue un paseo dominical por La Alcarria, que me llevó a Tendilla, un pequeño y pintoresco pueblo de Guadalajara, con una preciosa Iglesia denominada de la Asunción pero con un desagradable encuentro en su fachada, un águila franquista y una placa por los caídos por dios y por la patria…

Como colofón, en el telediario dieron una noticia sobre la prohibición existente en Alemania de cualquier exaltación del nazismo, lo que incluye la prohibición de reproducir los discursos de Adolf Hitler, su imagen, etc..

Sentí envida y rabia, envidia porque el pueblo alemán ha sabido enfrentarse a su pasado con valentía y espíritu crítico, ha reconocido sus errores, ha juzgado a los culpables del genocidio y una vez limpias las conciencias, ha impedido la vergüenza de dar tratamiento de héroes a los asesinos.

Rabia porque en España no hay un pueblo donde no haya una calle, plaza o monumento al Generalísimo, a los Caídos, a Franco… rabia porque llevamos 30 años peleando porque quiten las estatuas del asesino de las calles de España, rabia porque después de 40 años de homenajes, tratamiento especial del bando vencedor que incluía trabajos, prebendas, favores y demás allá que escuchar la sandez de que «en los dos bandos se cometieron barbaridades», rabia de que haya gente como Mayor Oreja que diga que con Franco «se vivía con extraordinaria placidez» y no pase nada, rabia de que el Ministro del Interior del Genocida sea el Presidente de Honor del Partido Popular y no se le haya juzgado por su participación en el asesinato sistemático del bando republicano durante la dictadura, rabia, si, mucha rabia.

No quiero perdonar, ni olvidar, no quiero oír más la canción del generoso espíritu de la Transición que no fue otra cosa que el miedo de la izquierda a que no cuajara la democracia y el aprovechamiento por la derecha para lavarse las manos como Pilatos por toda la sangre que corrió sobre ellas.

No quiero perdonar, ni olvidar, mientras haya un solo republicano enterrado en una cuneta, mientras haya un abuelo o abuela que me cuente susurrando que en su pueblo los falangistas te daban el paseíllo y tus familiares ni siquiera podían llorarte por miedo a ser los siguientes, mientras haya un nieto que quiera ver limpio el nombre de su abuelo, declarado delincuente por los ganadores solo por luchar en el bando de la legalidad, del orden establecido…

Porque en la Guerra Civil sí hubo buenos y malos, hubo quien defendía la República, un régimen democrático emanado de la voluntad del pueblo, con las carencias propias de primeros del siglo XX, pero sin duda alguna mejor que el Levantamiento Militar del Frente Nacional, un grupo de golpistas. Y fuero los malos los que ganaron y procedieron al exterminio sistemático de los perdedores, genocidio que duró 40 largos años y que lleva otros 30 de sucio silencio.

Con la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica, muchos creímos atisbar el final de tamaña injusticia pero la realidad es que poco ha cambiado, la realidad es que los familiares de las víctimas del franquismo siguen teniendo que luchar denodadamente contra la Administración, los jueces y los herederos del paquismo para dar decente sepultura a sus seres queridos, la realidad es que los alcaldes no hacen nada para eliminar de los callejeros los vergonzantes restos del franquismo, la realidad es que el Partido Popular se niega a condenar el abuso sufrido por muchas mujeres republicanas ridiculizándolas llamándolas pelonas, la realidad… da asco.

Acerca de martuniki

Progresista, celíaca, menopaúsica, "jarta" de la política actual.

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  1. El fascismo está enquistado en nuestra sociedad. A diferencia de los países de nuestro entorno aqui cualquier «demócrata de derechas» puede decir, sin ser cesado de inmediato, que con Franco se vivía mejor.
    Y el problema está en esa transición de la que tan orgullosos están muchos, que sólo fue un cierre en falso de una herida.

    Nos creímos que echando más tierra a las fosas comunes, dejaría de brotar sangre de ellas…

    Responder
  2. No se cerrarán las heridas mientras uno solo siga sin saber donde está enterrado su padre, su tia, su abuela, su primo… son muchos los muertos desaparecidos. No podemos dejar de quejarnos mientras nos sigan recordando esa guerra y esa dictadura con nombres de calles, monumentos, menciones o detalles en fachadas, iglesias… No quiero que esto caiga en el olvido, seguiremos denunciando para que se cumpla la Ley de Memoria Histórica.

    Responder

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