En estos días visita España el Papa de la Iglesia Católica, Ratzinger, al que llaman Benedicto XVI, viene en su calidad de Jefe del Estado Vaticano, aunque en realidad se comporta como líder de su iglesia, por lo que se hace muy difícil discernir qué tratamiento diplómatico hay que darle.
Por el camino, justo antes de aterrizar en Galicia, se ha permitido el lujo de criticar al Gobierno español por su «laicismo agresivo» comparandonos a los socialistas de hoy con el anticlericalismo de la República.
Dejando a un lado que me honra si alguien me compara con los hombres y mujeres valientes que dieron su vida por la defensa de la democracia y la libertad en España, entiendo que no parece lo más apropiado poner verde a un país que te está recibiendo y en el que tus subordinados tienen un trato preferente.
No puede olvidar el pontífice que en España, su iglesia, recibe un trato de favor absolutamente inmerecido, que goza de tremendos privilegios pese a que la Constitución declara como laico el Estado español, que si realmente aplicáramos un laicismo agresivo, romperíamos el concordato y dejaríamos de utilizar los impuestos de todos los españoles para el sostenimiento de su causa, eliminaríamos la clase de religión de los colegios, que para hacer proselitismo ya tienen la catequesis, eliminaríamos el carácter especialmente privilegiado de la ceremonía religiosa del matrimonio…
Empezamos a estar hartos los españoles de ver a la Conferencia Episcopal tratar de hacer política, si quieren decidir las leyes, que formen un partido político y se presenten a las elecciones, si pretenden influir en la toma de decisión sobre la Ley del Aborto, del Matrimonio Homosexual o cualquier otra, bájense de los púlpitos, dejen de esconderse debajo de sus sotanas y sométanse a la voluntad de los españoles expresadas en las urnas.
En el caso concreto de Ratzinger la hipocresia es doble, viene aquí a criticar a los socialistas y se olvida de su pasado nazi, de sus fotos tan feliz con las juventudes hitlerianas, se olvida también su papel de inquisidor moderno durante años en la jerarquía de su iglesia pero cerrando los ojos a los abusos que desde todas partes del planeta estaban cometiendo sus subordinados sobre niños inocentes, no hizo nada contra la pedrastria, no solo no hizo nada, sino que la favoreció ocultándola a la opinión pública, protegiendo a los pervertidos, manteniéndolos en la sombra.
Se olvida, este que ahora llaman Benedicto que todos tenemos un pasado y que el suyo es oscuro y sórdido, se olvida que si creyera realmente en lo que predica un día tendría que pasar el Juicio Final, se olvida de lo lejos que está de lo que hace 2.000 años predicaba su antecesor.
Me han pedido que sea respetuosa con el papa y con los católicos, pero yo me pregunto, ¿hay algo menos respetuoso que un católico español? no lo conozco, nos imponen su moral, sus creencias, quieren que lo que ellos piensan de la vida y la muerte sea Ley, con el aborto, la eutanasia, las clases de religión, la reproducción asistida, el matrimonio homosexual, la educación para la ciudadanía, etc.
Tenemos que soportar sus símbolos en las ceremonias de toma de posesión de los políticos, sus funerales religiosos cuando muere algún personaje público, sus procesiones por nuestras ciudades, tenemos que aguantar que los Plenos de los Ayuntamientos o las Juntas Municipales estén presididos por una imagen crucificada de su dios, que en el Valle de los Caídos, sus sacerdotes, honren al asesino que dirigió los destinos de España durante 40 años…
No señor, no siento ningún respeto por Ratzinger ni por su iglesia, tan alejada de lo que supuestamente predicaba el hijo de un carpintero en Judea.
No nos respeta porque el gobierno mantiene, inexplicablemente, un trato de favor hacia él y su grey. Bueno y… porque en realidad… en la República ardieron pocas iglesias…
Una vez aquí, lo que único que esperamos de Ratzinger es que se vaya. Su presencia, su permanente menosprecio a la democracia española y el gasto que genera es un insulto para todos, y debería serlo más para los que creen en el dios de los cristianos.
En cuanto al primer párrafo, no creo que Benedicto sepa ser jefe de estado. Sabe ser jefe, eso sí.
Como bien has comentado, lo único que les importa a los católicos es imponer sus puntos de vista, nada más. No se paran a mirar a nada ni a nadie. ¿Para qué molestarse, si pueden acatar los deseos / órdenes de unos personajes, de hace 2000 años, que decidieron narrar la vida de una persona que les había impresionado, 30 años después de que hubiera muerto? De todos modos, la mayoría de los religiosos ni siquiera saben de que va la Biblia… predican una idea anclada en el cerebro porque pensar les cuesta demasiado.
Si supíerais como habla el profesor de religión de mi colegio cerca de Zapatero, Obama, al que llama el negro y demás ministros de este gobierno, y todo esto en nombre de la iglesia dejaríais de pedir respeto para quien no tiene nociones de esa palabra.