LA OTRA

Estaba oyendo esta canción que me gusta tanto de Mª Dolores Pradera Maria Dolores Pradera – El Tiempo Que Te Quede Libre y me he visto retrotraída a otros tiempos antiguos en que mi vida transcurría por senderos sinuosos.

Yo he sido la otra en algún momento de mi vida. Quien dice la verdad, ni peca ni miente y si alguno quiere afearme la conducta le recordaré unas sabías palabras de Isabel Pantoja, “ninguna mujer le quita el marido a otra, se va él porque quiere”. Estoy de acuerdo, si no cuidas tu cortijo viene cualquier lagarta y te levanta a tu hombre, cuídalo pues.

Voy a ponerme seria, pero poco. Ser la otra, es lo más grande. Ser la otra supone que quieres a un hombre tanto como para dejar que se levante de tu cama y se vaya a dormir con la legítima. No hay una renuncia más dolorosa y generosa que esa.

Cuando eres la otra te pasas las horas sujetando el móvil y susurrando “suena, suena, suena”. Entonces él te llama y tu dejas tu vida en suspenso para correr a sus brazos. Da igual que sean unos minutos, da igual si apenas puedes besarle a escondidas, da igual porque esas migajas de su tiempo a ti te saben a gloria. Porque esos labios te dan la vida en unos segundos. Porque cuando él te abraza se te paran los pulsos y solo vives para ese momento.

Lo malo es que los momentos de placer son intensísimos pero escasos y el resto del día se hace eterno. Es una montaña rusa de emociones cruel y despiadada y no puedes hacer nada por bajarte. No puedes dejarlo porque tu vida ya no es tuya, es de él. Sabes que lo mejor sería huir, buscar un buen hombre que te quiera lo suficiente como para no hacerte tragar cristales pero tu voluntad ya no es tuya, es de él.

Y lo peor llega con las noches, noches de soledad e insomnio. Noches en las que la imagen de él durmiendo con su legítima te atormentan y te hacen llorar lágrimas de sangre. Noches eternas en las que te prometes que se ha terminado, que no seguirás muriendo en vida, que nada ni nadie merece esta locura autodestructiva. Noches que terminan al salir el sol y recibir un SMS de buenos días que te vuelve a subir a la macabra montaña rusa de tu aventura.

Si, yo he sido la otra, yo he amado tanto a un hombre como para echar mi vida al viento, tengo aún visibles las cicatrices de ese amor fatal, pero resistí y sobreviví y creedme si os digo que es verdad aquello de lo que no te mata te hace más fuerte.

Ahora tengo otra vida, una vida al lado de un hombre que me quiere más que a nadie, que me respeta, que me cuida, un hombre al que he confiado mi corazón porque se que no lo romperá, que lo protegerá como un tesoro único y precioso. Un Hombre con mayúsculas.