Desgraciadamente este fin de semana ha fallecido un familiar muy querido y hemos tenido que ir al pueblo a su entierro. Al dolor de la pérdida personal, a la pena sentida por sus hijas, tan honda como propia, se ha unido el estupor de los ritos de muerte que sigue la Iglesia Católica en España.
En la España rural, al menos, cuando muere un familiar se le vela en el tanatorio las 24 horas de rigor, es decir, se pasa allí la noche y el día, el día y la noche, sin ir a casa, sin descansar realmente. A cada momento entran familiares y amigos a condolorse, con lo que te recuerdan tu dolor al querer aliviártelo. Sientes la presencia del fallecido, en un cuarto contiguo con una ventana por si eres lo suficientemente morboso para querer verlo así. Apagado, sin vida, con una expresión que ya no es la suya, sino la de la muerte que se lo ha llevado.
Lo peor sucede al día siguiente, en la Iglesia, con el ataud junto al Altar, el cura repitiendo un discurso mil veces repetido sobre que la muerte no es el final, si no un principio. Un sermón manido de tanto usarlo en el que los que como yo, no creemos en otra vida, no encontramos consuelo, sino patraña y mentira. Nada personal, todo muy aséptico, escritos sagrados sobre la resurrección del hijo hace 2.000 años. Basura.
Luego la familia se pone en pie sobre el altar y todos pasamos a darles el pésame en un macabro desfile de dolor, costumbre, cotilleo, palurdismo y lágrimas.
Para terminar la agonía llega el momento del cementerio, el cuerpo metido en un nicho, el operario que pregunta a la familia, ¿quieren meter las flores dentro?, una tapa sellada con silicona a la espera de la lápida definitiva que tardará un mes y luego el silencio. Frío, soledad, quietud y un silencio eterno.
NO me gustan los Ritos de Muerte en la España católica, yo quiero que me incineren, que no metan en ninguna agujero oscuro y húmedo, prefiero que lancen mis cenizas al mar y me recuerden riendo, cantando, bailando, diciendo tonterías…
exactamente eso mismo estuve comentando esta semana pasada (tambien tuve un funeral…). Estando en el cementerio solo podia pensar en becquer: que solos se quedan los muertos.. Yo personalmente prefiero la incineracion que estar metida en un frio panal de hormigon, sin tener que comprometer a nadie a que limpie o renueve flores una vez al año. no creo que haya necesidad de tener un sitio fisico para poder acordarse uno de sus seres queridos
Justo lo que describes lo sufrí en «mis carnes» hace dos semanas.
Y suscribo totalmente lo de la incineración y posteriores celebraciones.
Besos, guapa.
Lo peor es cuando llamé a mi madre para contarle que habíamos regresado bien y me espetó:
¿a qué no has ido a ver a tu padre?
Y mi contestación, a la tumba de mi padre sí a él lo veo difícil porque lleva muerto nueve años, en fin ese es el precio de tener una tumba, limpiarla, adornarla, visitarla y total para qué si al muerto o muerta ya no puedes tenerlo cerca.
Martu,
Los ritos católicos no son de obligado cumplimiento, son opcionales, como lo es la incineración. La familia que decide celebrar un funeral cristiano está en todo su derecho. Te has parado a pensar si con tu crítica de este funeral has podido molestar a la familia más allegada, llamandoles cotillas y palurdos?
Creo que has mezclado las cosas un poco… El tópicazo de»echar las cenizas al mar» queda muy apropiado, al nivel del comentario que has dejado aquí. Yo creo que la gentenos recordará tal y como éramos, independientemente de la manera en la que nos despidamos de esre mundo. Por tus palabras parece tal y como que solo evocaremos recuerdos agradables si somos incinerados. Yo creo que se te ha «chamuscado» el comentario…