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Cosas del mundo

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Cada mañana, tras la ducha, me siento a desayunar viendo el telediario. Es una sana costumbre que me impuso mi nutricionista hace un par de años y la sigo a rajatabla. Antes salía de casa sin tomar nada y sobrevivía hasta media mañana con un café de la máquina, más conocido como Evaquol. Para ser justa he de reconocer que lo hago porque mi Santo me hace el desayuno mientras me ducho, si no estaría perdida.

Me gusta salir de casa sabiendo lo que ha pasado en el mundo, aunque últimamente casi sería mejor no saberlo:

Por un lado está la vergüenza internacional de Libia, como en el 36 hicieron con nuestros abuelos, la comunidad internacional ha decidido abandonar a los rebeldes a su suerte y el dictador Gadafi los está masacrando.

Ya dije yo la semana pasada que estaba claro que el plan es dejar que la revolución fracase, que Gadafi tome el control de los pozos petrolíferos y se ponga a producir como un loco, que hay que conseguir que baje el precio del crudo en EU y USA. Que para eso tenemos que sacrificar a unos cuantos libios, qué más da, lo importante son los mercados.

Por otro lado está el drama de Japón. Al mayor terremoto de los últimos años que sacudió la tierra con una fuerza 9 en la escala Richter, sucedió un tsunami con olas de hasta 10 metros que sembró la devastación y la muerte a lo largo de la costa japonesa. Ambos fenómenos naturales combinados han resultado letales para la central nuclear de Fukushima que está al borde del colapso.

Como no soy experta en energía nuclear no diré aquí qué es lo que se debe o no hacer, solo diré que me encoge el corazón pensar en los 50 valientes, héroes anónimos que están intentando evitar el desastre absoluto poniendo en riesgo su salud y su vida.

Como no se qué más puedo hacer desde aquí mando mi solidaridad, mi afecto, mi dolor y mis lágrimas al pueblo japonés que con tanta serenidad y dignidad está sobrellevando la locura en que la naturaleza desatada ha convertido sus días.

Finalmente y para desdramatizar he visto unas imágenes patéticas del Consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, el Señor Echeverría diciendo que no saber qué existe el Metrobus es el mayor error de su vida y que le ha hecho mucho daño, pero que seguirá en el cargo hasta que Esperanza Aguirre quiera. Ella le ha disculpado, a él y a todo el Grupo Parlamentario Popular que aplaudía entusiasmado mientras su Consejero se inmolaba. No señores, así no son las cosas, Señor Echeverría presente usted su dimisión irrevocable y no se esconda detrás de su lideresa y usted Señora Aguirre, por una vez, de ejemplo entre sus filas de lo que pide estemporáneamente para las nuestras.

 

Acerca de martuniki

Progresista, celíaca, menopaúsica, "jarta" de la política actual.

Un comentario »

  1. Martu, me he tropezado con tu blog de casualidad. Creo que el análisis político no es lo tuyo. En el 36 fueron los rebeldes los que se impusieron, y no al contrario; además el paralelismo es simplemente estúpido: en España estaba la República, y no un dictador; el dictador vino después.
    Yo creo que en tu partido deberiais dejar de mencionar tanto la guerra civil; pensais que eso vende, y me temo que no es así, máxime cuando el argumento se utiliza de forma tan torticera. Os habeis dado cuenta que ya han pasado 75 años??? Porqué no comparas Libia con el bombardeo de Cartagena por el republicano Pi i Margall en 1873 durante la primera república??? O con la invasion del moro Muza en el 711 ???
    Venga ya, dejar a la historia en paz (sobre todo si no la conoceis)

    Responder

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