En los últimos días y pese a que Zapatero pidió que nos concentráramos en las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo donde nuestro partido se la juega, no dejan de hacerse quinielas con los supuestos sucesores del Presidente.
En la lucha por las primarias todo el mundo tiene claro que estarán Chacón y Rubalcaba, pero hay un número considerable de gentes de aquí y de allá, de amigos y de enemigos, empeñados en meter a Tomás Gómez en esa pelea.
El propio Tomás, cuando fue preguntado hace un par de días en la entrevista del Canal 24 horas de Tve por ese asunto, dejó claro que su ambición empieza y termina en Madrid, que su única preocupación es ser el Presidente de la Comunidad de Madrid y que tiene mucho trabajo por hacer aquí.
No seré tan presuntuosa de abrogarme la voluntad del propio Tomás, me limito a decir lo que él dice cada vez que es preguntado por su futura participación en las Primarias para ser candidato a la Presidencia del Gobierno de España por el PSOE en 2012, que no está en sus planes.
Lo que si voy hacer es dar mi opinión al respecto: creo que sería un suicidio político luchar por el 2012 recien elegido como Presidente de la Comunidad de Madrid (incluso si no es elegido como tal).
Lo creo por dos razones, la primera porque iría contra su propio discurso, el de que la política no es una profesión y que él no está en ella para ir subiendo escalones, sino para trabajar por un proyecto político nuevo para Madrid. Proyecto en el que lleva años trabajando y en el que cree firmemente.
La segunda porque el 2012 pinta mal, estamos viendo como la crisis económica, financiera o como se quiera llamar, está pasando factura a los gobiernos, da igual de qué signo, en Francia, en Alemania, en Portugal, la gente no está contenta y vota cambio, sea en la dirección que sea.
Por tanto, mi humilde consejo de militante de base es, Tomás, cuidado con los «amigos», esos que te soplan a la oreja que tu vas a ser la estrella más brillante del firmamento, igual solo quieren deshacerse de ti de la manera más antigüa, empujándote con sus gritos de aliento a que tu solo te inmoles.
MartuBlog 
Para que escribir algo más extenso si ya lo he dicho en Twitter, que es más cortito y lo bueno, si breve, dos veces bueno:
«CLAVADO. Esa es la línea: decirle a TG lo que hace bien o mal, lo que le conviene o no, con lealtad y sin peloteo. Que él decida».
😉
Querid Martu:
He leído con atención tu análisis y la opinión expresas acerca de una debilidad muy humana. Coincidiendo en el peligro que supone caer en dar lugar al halago fácil quiero exponerte una reflexión que espero tranquilice tu legítima y leal preocupación.
La debilidad de caer en el halago fácil y confundir el deseo con la realidad es más propia de aquellos que no están seguros del lugar que ocupan porque en su fuero íntimo saben que están allí «de prestado» o por causas ajenas al mérito y capacidad propios.
Nada más lejos de Tomás, que ha construído su liderago paso a paso y con ideas claras que expone con una firmeza que algunos confunden con prepotencia.
Si algo han puesto en evidencia las primarias es que esa voluntad le ha llevado a permanecer al frente del socialismo madrileño renunciando a lo que podría haber sido su entrada por la puerta grande en la política de ámbito nacional manteniendo una lealtad demostrada con el Partido, en general, y con la militancia madrileña, en particular.
No obtante, como decía Cicerón, el exceso de precaución no perjudica y es bueno estar atentos a aquellos que entienden los cargos o la representación como algo patrimonial y que por todo bagaje político tienen la adulación, la conspiración y, como lamentablemente hemos visto en pocos pero muy sentidos casos, la traición. Para diferenciarlos basta con observar y categorizar en base a dos actitudes antagónicas entre los que tendemos la mano y los que la lamen.
Un liderazgo firme sólo se construye con el ejemplo, y de eso Tomás ha dado muestras más que evidentes de ser el mejor timonel para una navegación difícil pero que tiene la certeza de llegar a buen puerto: la victoria del Socialismo en Madrid.
Un fraternal saludo socialista