lacio, cia.
2. adj. Flojo, débil, sin vigor.
3. adj. Dicho del cabello: Que cae sin formar ondas ni rizos.
Floja, débil, sin vigor, así me he levantado yo esta mañana, lacia. ¿Razones? el corazón tiene razones que la razón no puede entender. ¿Y yo qué se? Solo se, que no se nada. Vivo sin vivir en mi y muero porque no muero.
Por una lado está la astenia primaveral que es muy cuca y hace siempre de las suyas, dificulta la conciliación del sueño por las noches y altera el ánimo durante los días.
Por otro los 9 meses de militancia pura y dura que llevamos algunos en el cuerpo. 9 meses sin conocer el descanso, sin fines de semana, sin días de asueto. 9 meses recorriendo la Comunidad de Madrid en innumerables mítines, actos, premios, fiestas, ferias, días de vino y rosas… en pos de Tomás Gómez.
¿Significa eso que estoy triste, deprimida, derrotada o que he perdido la fe en la victoria de Tomás Gómez? No, hombre no, todo lo contrario. Creo firmemente que en esta campaña le estamos dando la vuelta al marcador. El domingo con el mitín de Felipe González por la mañana y el debate en TeleMadrid por la noche, recuperamos algunos puntos en las encuestas.
Me da igual si hoy la Razón se saca un baremo de política ficción de la manga para decir que Esperanza Aguirre ganó el debate. La realidad es que todos los madrileños pudimos ver a una Presidenta regional alejada de la realidad, un tanto desquiciada y sin ganas siquiera de defenderse. Todos pudimos oír sus grititos histéricos cuando Tomás hablaba de la intención del PP de instaurar el Copago sanitario, una barbaridad inadmisible. Todos percibimos que había nacido un Presidente, un hombre de Estado, un Tomás Gómez sólido, líder, poderoso y ganador.
Y si, estoy físicamente lacia, pero el corazón sigue latiendo rojo a la izquierda de mi pecho con pasión y fuerza socialista.
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