Génesis 2:18
Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté sólo; le haré ayuda idónea para el.
A todos nos asusta la soledad. Vivimos rodeados de gente, maridos y mujeres, hijos, padres, familiares, amigos, compañeros…
Vivimos pendientes de dispositivos que nos mantienen en contacto con los otros, teléfonos, móviles, smartphones, ordenadores, televisión, internet…
Vivimos en un mundo de alta velocidad que os puede llevar junto a los que queremos más rápido de lo jamás soñado…
Pero cada noche al meternos en la cama estamos solos con nuestras conciencias. En ese momento de cerrar los ojos y esperar que acuda piadoso el sueño solo estamos nosotros y nuestras conciencias.
Vosotros os preguntaréis a qué viene este ataque de transcendentalidad. No os preocupéis no me voy a meter a Cartuja, no voy a renunciar al mundanal ruido, ni a sumirme en un voto de silencio. Es mi pobre y querido Partido Socialista Obrero Español el que me suscita esta melancólica soledad.
Estamos solos compañeros, más solos que nunca en una atroz soledad.
No podemos mirar a la izquierda, ya vemos en qué se ha convertido Izquierda Unida, un pequeño y rencoroso David esperando agazapado su momento de golpear a Goliat.
Tampoco podemos mirar al supuesto centro, ahí están Unión Progreso y Democracia que prefieren repartirse municipios con el Partido Popular tomando marisco en el barrio de Salamanca o pactar con nocturnidad, alevosía y anuencia del pequeño rencoroso jugarretas en la Asamblea de Madrid.
No podemos ni debemos mirar a los nacionalistas porque ellos no conocen el significado de la palabra lealtad. Su único interés es el de su terruño y su único amo el dinero. Hoy puede que estén contigo, mañana seguro estarán contra ti.
No hemos podido, aunque lo hemos intentado de todas las formas posibles mirar al Partido Popular. Cuán necesaria era una oposición responsable en estos tiempos difíciles donde la confianza es un escudo anti especuladores. Qué fácil hubiera sido cerrar definitivamente la puerta al terror de ETA si los populares no quisieran apuntarse el tanto esperando estar ellos en el poder.
Cuanto antes comprendamos que lo que no ganemos en las urnas no nos lo va a dar ninguno otro partido, antes volveremos la vista hacia nuestro verdadero aliado: la gente, el pueblo, la calle, la verdadera izquierda que clama por sus derechos, por sus ideales, por sus sueños.
Porque aunque estamos solos, no estamos solos, los tenemos a ellos y 132 años de historia reinvetando el socialismo, nuestros valores, nuestros principios.
Es hora de hacer Política.
MartuBlog 
Ese es el camino, recuperar la calle, los barrios, hacer política de «casa del pueblo»
Me repito; Los malos tiempos, son oportunidades para reinventarse, rectificar y tomar impulso.
Hacer política.
Este domingo, en la mani del 19J, noté que la gente, nuestra gente, tenía unas ganas locas de encontrar cualquier excusa para votarnos. ¡Vamos a dársela, leches!
La situación especial en la que tod@s estamos inmersos, principiando este nuevo siglo, está demandando desde hace tiempo una política con mayúsculas. A cualquier militante que se precie, por lo tanto, le duele el PSOE y los resultados obtenidos. Pero a partir de ahí, también nace un nuevo tiempo para volver a la nobleza perdida, a los valores más imperecederos y profundos que son la propia esencia del socialismo. Volvamos a la libertad en el sentido de no dominación de las personas; a la etimología profunda de la palabra «compañero»; a la pedagogía sin pausa que pueda tatuarse en las emociones y el sentir de la gente. Podemos hacerlo y, de hecho, ya noto los primeros latidos de ese cambio que se demanda. Como siempre hemos sabido hacerlo. ¡No en vano, somos progresistas!
Yo he sido votante del PCE durante años, hasta que D. Santiago nos enseño que el camino de la izquierda pasa por el PSOE. Un partido donde podemos convivir socialistas con socilademócratas. Pero siempre, a nuestra izquierda caminaba IU, muchas veces dándonos la mano, Leganés es un claro ejemplo.
Ahora nos han dejado solos, y me entristece, pero ellos lo han querido. Tenemos que unirnos, replantearnos nuestras ideas preguntando a nuestros electores en que les hemos fallado. El año que viene no nos cojerá desprevenidos.