Cuando hace unos meses, José Luis Rodríguez Zapatero anunció que no volvería a presentarse a la reelección como Presidente del Gobierno, algunos consideramos que era un error, en la forma y en el fondo.
Un error porque quedaba mucha legislatura por delante, con una crisis económica que nos obliga a tomar medidas impopulares, que cambia, que se autoinventa y que nos lleva en su locura como en una montaña rusa.
Para llevar a cabo esas importantes reformas hace falta una mano firme en el timón que además de serlo, de esa sensación a la ciudadanía. Pero con su anuncio de abandonar, Zapatero pasó a ser una figura cuestionada y débil.
El segundo error fue cerrarnos en banda a un Congreso Federal que aclarara las posturas y decidiera algo más que quién se pondría al frente del Partido de cara al futuro. Que no solo es importante saber el número uno, sino también cómo elegiremos al dos al tres y al cuatro. Y sobre todo para qué los elegiremos, cuál será nuestro rumbo, qué le ofreceremos a los ciudadanos.
Después vinieron espectáculos bochornosos como el que dio Carmen Chacón con lágrimas en los ojos porque algún malvado compañero ponía en riesgo la estabilidad del Gobierno, del Partido y hasta del Cosmos si ella no se retiraba de la carrera por las primarias.
Y acabamos eligiendo por aclamación a Alfredo Pérez Rubalcaba, el político mejor valorado, no solo del Partido Socialista sino de todo el panorama español, único que parecía poder luchar por la remontada.
En otro error de cálculo, Rubalcaba dejó la Vicepresidencia del Gobierno y el Ministerio del Interior donde estaba realizando una magnífica labor, no se si harto de escuchar a los voceros del PP pedirle dedicación exclusiva. Tontería mayúscula porque ningún presidente de comunidad o Ministro pepero dejó jamás su cargo por ir en una lista electoral.
Y ahora nos encontramos con un Presidente del Gobierno reformando la Constitución para introducir el techo de gasto en el único pacto de Estado que ha aceptado la derechona.
Con un candidato que tiene que tragar el sapo por el bien de no se sabe muy bien qué, si de España, del Partido, de su propio pellejo…
Con una militancia indignada porque ya no entiende nada y no sabe dónde ni a quién mirar para fijar el rumbo.
Y con una ciudadanía cada día más alejada de los políticos en general y de nosotros, muy particularmente.
Mucho mejor nos hubiera ido si nos hubiésemos enclaustrado en un Congreso en el que el socialismo cerrara filas en torno a un nuevo Secretario General y candidato (me parece bien si es Alfredo) y con una línea clara de actuación que conllevara un giro radical a la izquierda, el abandono de los postulados germanistas y el firme propósito de volver con los nuestros.
Igual así se habría evitado la tentación que tienen algunos de ponerle palos en las ruedas al candidato. Algunos que dan por perdidas las elecciones del 20 de noviembre y ya piensan en su lugar en Ferraz el 21.
En estos días me acuerdo mucho de Josep Borrell, la militancia le elegimos y a la militancia nos le arrebataron y la militancia callamos… pero eso fue entonces, ahora, no podemos, ni queremos, ni debemos callar.
Porque el Partido Socialista Obrero Español no es de Zapatero, ni de Rubalcaba, ni de Blanco, no, el Partido es mío, es tuyo, es nuestro. De todos y cada uno de sus militantes. De los que abrimos las agrupaciones. De los que atendemos a los vecinos. De los que ponemos cañas en las casetas y hacemos bocadillos de panceta. De los que repartimos propaganda aún a riesgo de ser escupidos e insultados (sin una porra para defendernos). De los que creemos firmemente que un mundo mejor es posible a través de los postulados de la izquierda.
Como dijo Pablo Iglesias: “Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas, ni para recrearos con su grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes”
Tras la cita del abuelo, no cabría decir más. Pero tras leerte atentamente recuerdo una entrada que dejé hace unos días en mi TL —tú, afortunada, aterrizabas desde las islas— que me permito repetir ahora, ampliada. MIlité unos años en el PS francés, junto a mi amigo entrañable Pierre Guidoni (DEP) , que fue el primer embajador de su país en la España socialista: Pues bien, semana a semana en las reuniones de la V Sección del Barrio Latino, sin que Mitterrand hubiese barrido aún con su «fuerza tranquila», se debatía sobre las relaciones entre el Partido y «su» Gobierno, aspecto teórico práctico que ha llenado volúmenes en la historia del socialismo en todas sus épocas y versiones. Propía yo un Congreso que tras el 20N revisara ese aspecto entre muchos otros que el transcurso del tiempo ha hecho indispensable revisar. Una buena cadena de transmisión en los dos sentidos, bien engrasada por el debate, hubiese impedido que nos pusiéramos mil veces colorados ante los últimos sucesos.
Aunque es verdad que también nuestro manifiesto fundacional hablaba de la utopia de hombres (y mujeres, aunque entonces no era políticamente correcto incluirlas) más inteligentes…
Para un socialista convencido (que no convencional) como yo, hay algo que siempre me produce contradicciones internas. Es la maldita equidistancia. El hacer sin hacer del todo por el que dirán. De un tiempo a esta parte, quizás por el hecho de estar acostumbrados a codearse con las altas esferas económicas europeas, la dirección del partido comulga con una serie de conceptos que hubieran sido impensables sólo unos decenios atrás. Para la opinión progresista, lo que queda, es que el PSOE se afana en pescar en los caladeros tradicionalmente conservadores, mientras que abandona (según opino) a los votantes de izquierdas tradicionales que visto el panorama y no viéndose representados por las otras opciones de izquierda, quizás más utópica, deciden dejar su voto en casa…. o en la playa misma. Hace falta, según creo, el golpe de timón decidido que sitúe, de nuevo, el rumbo hacia los objetivos tradicionales socialistas…
MIGUEL VEIRAT, TOTALMENTE DE ACUERDO CON TU COMENTARI
O
Como decía mi abuelo: » no le arriendo la ganancia». Debe ser duro tragarse como un sapo tu política, tus ideales, tus promesas, ver como los tuyos dudan, te critican e incluso se apean del tren y tener las manos atadas, y no poder hacer nada por que esta es la política que manda Europa y, queramoslo o no, es «la fea» con la que nos tocará bailar. Pienso que Zapatero es un gran político y el tiempo le pondrá en su sitio.
Suscribo línea por línea tu comentario. Sólo que idealmente me hubiera gustado la anteposición de los ideales socialistas a ver como son realmente los tiburones financieros los que cogen el timón.
Generalmente concuerdo bastante con tus análisis, pero en esto no puedo. Algo que nunca podré entender de los socialistas españoles es cómo no ven la contradicción inmensa que hay entre darle todo el poder a una sola persona (que a la vez es candidato, jefe de gobierno y jefe de partido, elige a quienes le siguen e la lista y define la campaña), pero luego se quejan de que falta democracia interna. Pero si es obvio, mientras concentren todos los cargos en uno sólo seguirá pasando eso. Por eso no puedo estar de acuerdo con que es un error la bicefalia. Ojalá hubiera tricefalia y multicefalia… el poder mientras repartido mejor.
Por otro lado, el candidato necesita representar más que al socialismo, necesita representar a la mayoría de la población, y eso es muy difícil siendo el jefe de partido y más aún siendo parte de un gobierno que decae en popularidad y al que deberá contradecir tarde o temprano.
que gusto escuchar tanto comentario hecho con cabeza y con corazón. Martinuki, qué decir? ante quién lo ha dicho ya todo, alto y claro. Mi apoyo y mi aprecido por poner de manifiesto lo que tantos (y tantas) sentimos y no sabemos plasmar por escrito. GRACIAS
Es la militancia la que ha dejado de ejercer sus funciones, viendo comos sus «mayores», es decir sus representantes en las agrupaciones, comisiones ejecutivas, miembros de comités regionales y federales decían amen a todo. Es un perverso sistema de representación, piramidal, con múltiples filtros que impide la oxigenación y la revocación de los que estan arriba. Es la carrera por agradar y no molestar a los que deciden si se quiere algún día estar o percibir algun pequeño favor del poder.
Es un concepto de la disciplina mas propio de las órdenes monásticas que la de un partido de hombres y mujeres libres… Son tantas cosas… Conocer la historia, a la de nuestro, perdón ya no es el mío, hoy he dejado de ser militante tras 34 años, partido es fundamental. tantas cosas han cambiado. Es necesario algo mas que un congreso, Un congreso sobre las bases que han llevado al PSOE al desastre no serviría de avance. Puede que llegue el momento, si no se enmienda la situación, de que solo un congreso de refundación podría salvar los muebles. A los que se quedan, suerte. este país necesita de una izquierda fuerte, pero izquierda no un rostro humano de políticas conservadoras.
Mi teoría es que Chacón, fué aconsejada para que dejase paso libre a Alfredo y evitar primarias. El dejar a Alfredo estrellarse en estas Generales, sería, pues, para con el Partido en oposición, celebrar el Congreso en el que estaría apoyada por la mayoría de los líderes autonómicos, Carmen Chacón. Así, la catarsis, nueva dirección, juventud y vuelta a empezar. Sigo pensando que esa teoría aún es válida. ¿por qué Alfredo? Pues porque a alguien «mayor» había que sacrificar. Sería algo así como repetir, lo de Almunia.
No obstante, me estoy enrrollando demasiao. Estoy muy de acuerdo con tu comentario.
Lo considero acertadísimo.
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