No sin mi mayordomo

El Ayuntamiento de Madrid, paga a su ilustre Alcalde, por poco tiempo, don Alberto Ruiz Gallardón un Mayordomo particular por valor de 3.150 € al mes.

El primero de los mayordomos personales de Gallardón fue un Maitre del Donostiarra reconvertido a servidor personal del Alcalde, cuyas funciones eran servirle el café por la mañana y algo para comer si no salía la criaturica por ahí con los amigos. (Abro un paréntesis porque a su ilustre, ilustrísima le gusta salir a tomar algo con sus amistades que yo me lo encontré en la Plaza de Santa Bárbara en animada copa y charla con la Corulla en un local muy chic y un tanto oscuro, pero esa es otra historia que ya os contaré otro día).

Cuando Ramón (que así se llama nuestro moderno mayordomo) se jubiló en octubre de 2010 -en plena crisis mundial, con recortes en la administración pública y con la deuda de Madrid superando los 7.000 millones de €uros- Alberto no quiso prescindir de tan importante figura y buscó un sustituto a su altura o bajura, vaya usted a saber.

El nuevo se llama Jesús, se levanta 37.780 euros al año y por lo que dicen las malas lenguas peperas, su puesto de trabajo no peligra porque si Gallardón se va de Ministro con el ínclito Rajoy, se llevará consigo a su fiel servidor al grito de: «No sin mi mayordomo».

Al parecer camina por los salones del Palacio de Cibeles delante de Gallardón agitando una campanilla con la que espantar a la plebe piojosa y despejando el paso de su bien amado, amo.

Es insuperable, es lo más que diría mi hija, ni la chacha filipina de Lucía Figar puede compararse con el Mayordomo de Gallardón. Perdonarme la expresión pero aunque le duela a Esperancita, ahora mismo, Alberto es el puto amo.

Yo me voy a pedir uno para los Reyes Majos, aunque como soy atea y republicana, pobre y socialista, para mí que me quedo sin mayordomo y sin campanilla.