Cueste lo que cueste

He visto a Dolores Cospedal, en una de las muchísimas ruedas de prensa que está dando en el lugar del desaparecido Mariano, decir que van a cumplir el compromiso de déficit cueste lo que cueste.

Cueste lo que cueste más bien quiere decir os cueste lo que os cueste, si a vosotros, a nosotros, trabajadores, funcionarios, pensionistas, parados, enfermos, dependientes, estudiantes…

Cueste lo que cueste me recordó a aquel otro, me cueste lo que me cueste que nos dijo Zapatero en mayo de 2010 y que a él le ha costado no repetir como Presidente del Gobierno y a nosotros la mayor derrota electoral jamás cosechada por el Partido Socialista Obrero Español.

Cueste lo que cueste son unas palabras que jamás deberíamos escuchar en boca de un político, de un servidor de lo público cuyo objetivo último debería ser lograr mejorar la vida de sus conciudadanos.

Cueste lo que cueste es una amenaza, es una agresión, es una condena al sufrimiento, eso sí, de los otros, los subordinados, los que están por debajo ya que el que dice estas palabras está a salvo de sus consecuencias.

No, Señora Cospedal, usted no debería haber dicho «cumpliremos los objetivos de déficit, cueste lo que cueste» sino algo mucho más difícil pero tremendamente más decente: cumpliremos los objetivos de déficit manteniendo los avances sociales logrados con tanto esfuerzo de tantos millones de españoles durante los últimos 30 años.

Cumplieremos los objetivos de déficit haciendo aportar más a los que más tienen, a los que más se han beneficiado de lo de todos en los años de bonanza e incluso en los de crisis, a los que siguen acumulando beneficios a costa de toda la sociedad, a los que nos pidieron ayuda para no hundirse y ahora es de justicia que la devuelvan.

Cumpliremos los objetivos de déficit sin dejar a su suerte a los dependientes, sin quitarle a los desempleados las prestaciones que llevan a su mesa la comida de sus hijos, sin quitarle a los pensionistas lo que merecen por haber aportando tanto durante tantos años, sin deteriorar la sanidad pública hasta el punto de causar la muerte por falta de medios de los pacientes, sin desmantelar la educación pública que hace que los hijos de los que menos tienen no estén condenados a seguir formando parte de ese grupo que menos tiene.

Pero claro, a usted doña Dolores, poco le importan los que menos tienen, los que más necesitan y por tanto sus crueles palabras «cueste lo que cueste» están bien elegidas y muestran muy a las claras sus perversas intenciones. Estamos en manos de la ultra derecha liberal, ¡que no nos pase nada!