Hoy, 28 de octubre de 2012, se cumple el treinta aniversario de la primera victoria socialista de nuestra democracia. El Partido Socialista Obrero Español, con un jovencísimo Felipe González a la cabeza, arropado por el que fue su mano izquierda durante años, Alfonso Guerra y por un grupo de políticos de la talla de Guillermo Galeote, Fernando Morán, Fernández Marugán, Jerónimo Saavedra, Manuel Marín, Virgilio Zapatero, Demetrio Madrid, Obiols, Ernest Lluch, Joan Lerma, Ibarra, Solana, Leguina, Barón, Múgica, Benegas…
Los socialistas obtuvimos más de diez millones de votos, casi el doble que la segunda fuerza política, la Alianza Popular del ínclito Manuel Fraga Iribarne. Diez millones de votos que supusieron 202 escaños en una España que tenía algo más de 37 millones de habitantes, con una participación récord del 80%. En las únicas provincias donde no venció la lista encabezada por un socialista fueron: Avila, Segovia, Soria y Burgos, Lugo, Orense y Pontevedra, Guipúzcoa, Vizcaya y Gerona.
Pero todas estas cifras, magníficas, demoledoras, aplastantes, son solo eso, cifras. Lo más importante es que 30 años después yo recuerde perfectamente aunque solo tuviera 10 años, la alegría que supuso esta victoria del socialismo en una España que empezaba a despertar de la pesadilla del franquismo.
Recuerdo la ilusión que brillaba en los ojos de mi madre, de mi padre, abrazándose. La gente por la calle se felicitaba porque la victoria no había sido solo de Felipe González, ni siquiera de los socialistas, la victoria había sido la del pueblo, la de la clase trabajadora, la de los oprimidos y todos la sintieron como suya.
Dijo Alfonso Guerra, el día que nos vayamos, a España no la va a conocer ni la madre que la parió. Y lo cumplieron, lo cumplimos. Bajo los mandatos de Felipe González, este país dejó atrás los 40 años de retraso en los que nos sumió la dictadura y el aislamiento del tirano para convertirse en un país moderno, solidario, competitivo y feliz. Integrante de la CEE primero, la Unión Europea después. Un país con una Sanidad universal y gratuita envidia de muchos y ejemplo hasta para Obama.
Y como toda luz, tuvo sus sombras, golfos como Roldán que se colaron entre los miles de cargos que hubo de nombrar el PSOE al vencer de manera aplastante en todas las elecciones que se convocaban. Escándalos de financiación irregular o utilización de despachos que siendo deplorables, resultan pecata minuta cuando se comparan con el latrocinio generalizado de la trama Gurtel dentro del Partido Popular y los miles de millones robados a las arcas públicas por los que decidieron quitar la Fiscalía Anticorrupción por innecesaria… El repugnante asunto del Gal.
Hoy, 30 años después, con el Partido Socialista en el peor momento de su historia reciente, con apenas 110 diputados, casi la mitad que Felipe en aquel glorioso 1982, con dos derrotas recientes en Galicia y Euskadi y unas dificilísimas elecciones autonómicas en Catalunya en menos de un mes. Con una dirección Federal alejada de la militancia y un PSOE muy lejos de los ciudadanos que un día nos votaron, echamos la vista 30 años atrás y nos invade la melancolía.
Sacudámonos ese sopor que trae consigo el pensamiento de que cualquier tiempo pasado fue mejor. No caigamos en la tentación de dejarnos abatir por los recuerdos de un pasado glorioso. Está en nuestra mano volver a ser aquello que fuimos: un partido de izquierdas, conformado por el pueblo y para el pueblo, un referente social, un ejemplo, un orgullo, una esperanza y una ilusión para millones de españoles.
¡Socialismo o barbarie, compañeros!
Recuerdo perfectamente ese día. Dos horas tardaron en votar mi madre y mi abuela, cuanta gente había!! Colas inmensas de gente muy ilusionada con el PSOE, sobretodo con Felipe Gonzalez. Recuerdo comentarios de ese día de gente decir » hay que votar a este chico (por Felipe) que es como nosotros, que no es como los otros…Y a mi abuela diciendole a mi madre «no se te ocurra votar a los rojos» Supe que había votado al PSOE por la noche cuando se dieron los datos y ella reia contenidamente, sin que mi abuela la viera. Yo no me escondí. Tenía casi 12 años y las ideas bastante claras. No me gustaba lo que oía mi abuela y menos lo que me decía. Ojala pronto volvamos a vivir algo así. Ojala nuestro partido resurja. Si no se adelantan las elecciones, en las proximas generales mi hija ya podrá votar y en las municipales. Ojala viva un día como aquel, con esa movilización de gente, con esa ilusión en la gente, ojalá.
Te has fijado que no has puesto ni una sola mujer? y las había, por ejemplo Carmen Garcia Bloise. Tenía razón la mano izquierda de Felipe, ni la madre que nos pario, ahora casi casi hay tantas mujeres como hombres. Por lo demás ojala