Hoy pensaba escribir sobre la Huelga General de ayer, el éxito que supuso en un país con seis millones de parados, con una Reforma Laboral que convirtió el despido libre en casi gratuito, con unos empresarios que amenazan a sus trabajadores con atenerse a la consecuencia si secundan la Huelga, que gran parte del país se paralizara, es un rotundo éxito.
Que millones de españoles abarrotaran las grandes y pequeñas ciudades de España en manifestaciones modélicas contra los Recortes Sociales del Partido Popular, convencidos que otras políticas son posibles y que ello nos devolvería el futuro que nos han robado los especuladores, los mercados, los ricos y poderosos, es un rotundo éxito.
Que la caverna mediática se esfuerce en minimizar los datos tanto de participación en la Huelga como de asistencia a las manifestaciones, en exaltar los pocos hechos violentos, en magnificar la violencia en lugar de los millones de manifestantes pacíficos, con sus familias, con sus hijos, con sus mayores, todos en defensa de lo público, de lo nuestro, de lo de todos, es un rotundo éxito.
Pero es que hoy están pasando cosas tremendas. Algunas de ellas estaban cantadas: el Gobierno radical del Mariano Rajoy no acepta NI UNA SOLA de las propuestas del Partido Socialista en la negociación de la solución a los desahucios. ¿Y qué hacíamos nosotros allí? me pregunto yo. Cuando no se acepta que estén otras fuerzas políticas, las asociaciones que llevan años luchando contra los desahucios, los que de verdad sufren y entienden del tema, los socialistas no deberíamos participar en el intento de enjuague de imagen de los populares.
Para conseguir que el Banco detenga un desahucio, el afectado tendrá que ingresar menos de 19.200 € al año y además pertenecer a una familia numerosa, o con un menor de 3 años, o con un discapacitado a su cargo y además estar en paro. Pero luego nada de hablar de cambiar la Ley Hipotecaria, nada de viviendas sociales, con alquileres asequibles, mucho menos de la dación en pago, nada de hacer obligatorio para la banca el código de buenas prácticas, al menos para la que está enjuagando sus balances con el dinero público, el nuestro, el de todos. Total, un parche y malo. Para este viaje no necesitábamos alforjas.
También nos hemos enterado hoy que Consejo de Estado dijo en junio que cobrar un euro por receta es inconstitucional porque rompe con el igual acceso a los medicamentos de todos los españoles. Los socialistas de Madrid nos alegramos enormemente ya que nuestro Secretario General, Tomás Gómez había anunciado en el Senado que recurriríamos la medida al Constitucional. Pero, siempre hay un pero últimamente, parece que hubo 3 votos a favor de la medida en el Consejo de Estado y 2 de ellos nos llenan de vergüenza y preocupación, sus autores son: Ledesma y María Teresa Fernández de la Vega, dos socialistas, dos miembros destacados de gobiernos anteriores, dos traidores a los nuestros, dos ejemplos de por qué la sociedad nos da la espalda.
Además, los datos confirman que Francia crece al 0,2% después de llevar 5 trimestres estancada lo que significa un importante respaldo a las políticas sociales de François Hollande y un ejemplo de que hay políticas alternativas a las de la derecha y los mecados, mientras que Alemania se estanca y Merkel reconoce que hay millones de alemanes en el umbral de la pobreza. Igual todavía hay esperanza para Europa si nos libramos de los ortodoxos del déficit y el recorte y volvemos a creer en lo público.
Lo de Botella eludiendo las preguntas de los periodistas porque el informe sobre el escándalo del Madrid Arena es infumable y no se sostiene y pidiendo a Calvo que no dimita, total si solo hay cuatro chicas muertas y una malherida, es de Juzgado de Guardia, pero ya no me da la neurona para escribir ni una letra más.
Y todo esto en una mañana de jueves, tengo miedo de lo que nos pueda deparar el resto del día.
«los socialistas no deberíamos participar en el intento de enjuague de imagen de los populares». Yo también lo pensé, ¿porque se presta el PSOE a ese juego? si no participamos todos es preferible que no participe ninguno.