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Ley del Aborto

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La primera vez que escuché hablar del aborto debía tener unos 12 o 14 años. Un familiar llamaba a mi madre para decirle que había dejado a su novia embarazada y que no sabía qué hacer. Ambos eran muy jóvenes, apenas llevaban un par de meses de noviazgo, estaban empezando la universidad y por supuesto no tenían trabajo. Pese al paso de tantos años recuerdo la conmoción que sufrieron todos, la noche entera de discusiones sobre qué hacer, las lágrimas, los gritos y al final la búsqueda de una clínica clandestina donde le practicaran un aborto a la chica.

Aquella vez yo no tuve muy claro qué es lo que estaba pasando hasta que lo asimilé y ya en el Instituto, recuerdo que en las históricas manifestaciones de estudiantes en el curso 86/87 entre otras consignas gritábamos, nosotras parimos, nosotras decidimos mientras uníamos pulgares e índices para hacer un símbolo de la libertad sexual de la mujer, como una reivindicación básica y transversal a cualquier otra que se hiciera en aquellos primeros años de socialismo en los que se despenalizó el aborto.

La Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo del año 85 aprobada por el primer gobierno de Felipe González despenalizaba tres supuestos de aborto: riesgo grave para la salud física o psíquica de la madre (en cualquier momento del embarazo), violación (12 semanas) y malformaciones (22 semanas). Esta concepción del aborto estaba muy condicionada por el momento histórico en que se tomó, demasiado cerca aún de la dictadura, con una Iglesia Católica relacionada con las más altas cotas del poder y una sociedad española pidiendo a gritos libertad. Fue en realidad una liberalización fáctica del aborto con una pátina que calmara conciencias retrógradas.

En el año 2010, el Gobierno de Zapatero decidió modernizar y homologar nuestra norma con la del resto de países de nuestro entorno convirtiéndola en una ley de plazos que despenalizara por completo el aborto durante un número de semanas concretas sin tener que dar para ello excusa alguna. Así nació la Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que además de regular el aborto reunía una serie de medidas para fomentar una sexualidad responsable que redujera a mínimos los casos en los que se llegaba a interrumpir el embarazo.

Con esta norma se terminaba la hipocresía de alegar daños psíquicos en la madre para tener que abortar cuando lo que existía realmente era un embarazo no deseado y la libertad de la mujer para no ser madre si no quiere. El aborto quedaba despenalizado durante las primeras 14 semanas de embarazo sin necesidad de que interviniera ningún tercero que autorizara, ratificara o matizara la voluntad de la mujer, que se elevaban a 22 en casos de graves riesgos para la vida de la madre o el propio feto.

Quizás esta norma hubiera sido admitida pacíficamente si en lugar de llevarse desde el Ministerio de Igualdad por Bibiana Aido, objeto de las iras de la caverna, se hubiera llevado desde el Ministerio de Sanidad como una reivindicación de los profesionales médicos que padecían la falta de seguridad jurídica que propiciaba la anterior norma. Ahí Zapatero estuvo valiente y la derecha reaccionaria salió en manada de sus residencias de lujo del brazo de la Conferencia Episcopal a la calle, lo que llevó al Partido Popular a recoger en su programa electoral del 2011 la derogación de esta Ley del Aborto.

Esta promesa electoral del PP será quizás la única que va a cumplir en esta legislatura porque el Ministro Gallardón, reconvertido de progre a Gran Inquisidor desde su advenimiento al Gobierno de Mariano Rajoy, se ha puesto manos a la obra para retrotraernos a tiempos remotos y oscuros.

Durante estos meses de «debate» de la norma hemos oído tantas barbaridades por parte del Ministro y sus correligionarios acerca del derecho de las mujeres a decidir sobre su vida sexual, sobre su salud reproductiva, sobre su propia maternidad, que tengo el convencimiento de que este tema es una señuelo para distraer la atención de sus votantes y de los nuestros de los verdaderos problemas de España: más de seis millones de parados, empresas que entran a concurso por millares, recortes en Sanidad, en Educación, abandono de los Dependientes, financiación ilegal del Partido Popular desde hace decenios, etc. que no voy a molestarme en comentarlas. Terminaré diciendo algo que no creí que fuera necesario volver a repetir: “NOSOTRAS PARIMOS, NOSOTRAS DECIDIMOS”.

PD. MI COLUMNA DE LOS JUEVES EN DIARIO PROGRESISTA: INTEGRISMO CATOLICO

Acerca de martuniki

Progresista, celíaca, menopaúsica, "jarta" de la política actual.

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  1. El próximo gobierno progresista va a tener un calendario legislativo de aupa, pero una de las primera cosas que habrá que hacer es recambiar la ley del aborto… y la educación.
    Saludos

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    • Espero que Igualdad de trato… que se quedo pendiente con Zapatero.

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    • Y rescatar los hospitales y reiniciar la Sanidad Pública y de Calidad. La Ley contempla que por interés general se pueden rescatar los hospitales hacia el sector público de nuevo y resultará más económico hacerlo pagando el lucro cesante a las empresas en lugar de seguir con el paripé de la gestión privada. Sí se puede y además se debe.

      Responder
      • Y rescatar los hospitales y reiniciar la Sanidad Pública y de Calidad. La Ley contempla que por interés general se pueden rescatar los hospitales hacia el sector público de nuevo y resultará más económico hacerlo pagando el lucro cesante a las empresas en lugar de seguir con el paripé de la gestión privada. Sí se puede y además se debe.

        Además de que habrá mucho ente público que crear y amigos que recolocar tras el periodo de sequía.

        No luchemos por hacer las cosas mejor, sino volver al mismo sistema que nos llevó a la quiebra.

  2. Juan Pedro Esteve García

    Mientras no se reconozca abiertamente que hay una «cuestión religiosa» pendiente en España desde la época de Fernando VII, no se va a avanzar nada. Los problemas del aborto, de la educación para la ciudadanía, de los matrimonios LGTB… son problemas derivados del problema religioso, y mientras no se solucione el problema-matriz, los demás problemas seguirán remendándose a base de parches.

    La derecha no es sincera. Se inventa todo tipo de subterfugios para eludir que debe parte de su ideario a una religión, la católica (aunque puede que si prosperan cosas como la del Eurovegas se alejen del catolicismo y se pasen a modelos ultraliberales tipo Ayn Rand). La izquierda, cuando ha gobernado, no se ha a atrevido a asegurar la independencia definitiva del poder civil con respecto a la religión, por miedo a perder votantes, pues la iglesia lleva haciendo una labor de zapa muy eficaz dentro de la izquierda desde los años 60 (colaboración en la fundación de las Comisiones Obreras, determinados líderes como Bono)

    Algún día tendrá que venir alguien que solucione de una vez este problema, tanto para suprimir prebendas del Vaticano, como para evitar posibles expansiones del Islam o de las nuevas religiones emergentes (cuidado con lavacerebros tipo Cienciología, ahora son cuatro freaks, pero pueden ser un peligro serio de aquí a unos años)

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  3. ¿Por qué tiene que ser un tema religioso?

    ¿Quién dice cuando el nuevo ser que se forma por la unión de un óvulo de la mujer y un espermatozoide del hombre pasa a ser una persona? No existe ninguna forma precisa de afirmar si es en el momento en el que nace, a los 4 meses o en el momento en que se unen.

    Yo estoy en mi derecho (y soy ateo), de creer que en el momento en el que se concibe, se forma un ser con una información genética nueva, y por lo tanto es un nuevo ser que la madre simplemente da soporte vital. ¿Por qué tiene que tener derecho a matarlo?

    Alguien podría decir que un feto, que es un grupo de células, no es una persona. Podríamos convenir que hace falta que tenga sus órganos formados y pueda vivir sin soporte de la madre. Pero también podríamos decir que hasta los 2, los 4 o los 6 meses después del nacimiento tampoco es un ser consciente y que también se podría eliminar. Al fin y al cabo es una carga. No existe ninguna forma de llegar a ninguna certeza con cualquier decisión que se tome referente al momento en que deja de ser «un ente», y se convierte en una persona.

    Particularmente creo que cada uno deberá de ser consecuente con la decisión que toma, que no creo que sólo deba de depender de la madre, pero en mi opinión, no cabe duda de que se trata de un ser diferente en el momento en que se recombina la nueva información genética.

    Creo que habría que procurar insistir más en otras opciones antes del aborto, sin ni siquiera tener que castigar dicha opción. Se debería de potenciar la opción de dar en adopción, que hay muchas familias que estarían dispuestas a acoger al niño, antes de proponer la opción de abortar.

    Lo que sí tengo muy claro, es que la decisión no es un derecho exclusivo de la madre.

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    • Bueno, también podríamos retrotraernos a la discusión «Mulleres in ecclesia taceant» y silenciarnos… Nosotras parimos y desde luego NOSOTRAS decidimos. Y cualquier otra discusión sobre la insoportable levedad del espermatozoide o el protozoo, huelga.

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      • Nosotras parimos y desde luego NOSOTRAS decidimos.

        Por supuesto, no esperaba ni un ápice de comprensión y defensa al más débil.

        A mí este tipo de opiniones me producen tanta repulsa como el machismo. Todos somos iguales depende de para qué.

        Y cualquier otra discusión sobre la insoportable levedad del espermatozoide o el protozoo, huelga.

        No esperaba menos del pensamiento obtuso único pseudo-progresista. Viva la Democracia siempre que se haga lo que yo quiera, si no, muerte al pensador.

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