La solenopsis, las hormigas de fuego, son un género de hormigas picadoras que viven en las zonas húmedas como cauces de ríos y han desarrollado una extraordinaria capacidad para unirse unas a otras en caso de crecida y formar una balsa de aire entre sí que las permite flotar, si es precioso, durante semanas, en espera de que baje el nivel de las aguas. Es la materialización de la máxima “la unión hace la fuerza”.
Las hormigas rojas tienen claro que si caen al agua, una sola, se ahogará, pero todas juntas, uniendo sus fuerzas, su talento y su capacidad de sacrificio, lograrán sobrevivir y su colonia seguirá viviendo. Las hormigas rojas, tan pequeñas, tan insignificantes en este basto mundo, tienen claro que todo es posible si se aúnan las suficientes voluntades por minúsculas que estas sean de manera aislada.
No he dejado de pensar en las hormigas rojas desde anoche. Comentándolo en twitter, mi buen amigo y sin embargo compañero, @jrgallegog me decía: “Aquí, desde el 36, las hormigas rojas se dedican a comerse unas a otras. :)” Y tiene razón, sin ir más lejos, con el Partido Popular sumido en una trama de corrupción sin precedentes en la democracia española, con su Tesorero suministrándole información al Juez Ruz de los sobresueldos pagados a la cúpula de los populares con dinero proveniente de sobornos, de mordidas de empresarios para que se les adjudicara obra pública allá donde gobernase el PP, la izquierda española, las hormigas rojas frente al capital, en lugar de unir sus fuerzas en formar una balsa con la que salir a flote entre tanta porquería, están más divididas que nunca.
Parece que no somos conscientes de lo que nos estamos jugando. Cuando el Partido Popular, en nombre de la austeridad y del control del déficit, estaba perpetrando el mayor cambio ideológico que se pudiera imaginar, alterando las reglas del juego que nos habíamos dado entre todos en la Transición, conculcando los derechos de los más desfavorecidos, de los más débiles, de los parados, de los jubilados, de los dependientes, imponiendo su ideología en la Educación Pública, desmantelando la Sanidad Pública para generar negocio entre sus amigos, cuando parecía que nada podría detener el rodillo de la derecha durante los próximos años, su propia codicia, su miserable e inmoral comportamiento, les ha situado en una posición vulnerable pese a su aplastante mayoría absoluta.
Es ahora cuando todos aquellos que creemos que hay otra manera de salir de la crisis por la izquierda, que nos oponemos con todas nuestras fuerzas a este austericidio que ha descargado todo el peso de los recortes, de la carga del sufrimiento en los hombros de aquellos que menos pueden defenderse, que más necesitan de lo Público, de lo de todos, del Estado del Bienestar, de la redistribución de la riqueza, de la Justicia Social, aquellos que somos y nos sentimos progresistas, de izquierdas, rojos, socialistas, socialdemócratas o como queramos denominarlo, nos unamos en un frente común contra esta derecha corruptora y corrupta.
No podemos andarnos con cálculos electorales, sucumbiendo a los cantos de sirena que nos llegan desde las encuestas encargadas y pagadas por nuestros propios enemigos, digo bien enemigos, que no adversarios políticos, porque estos sobrecogedores no tienen la categoría suficiente para considerarlos sino de esta guisa. No podemos negarnos entre nosotros el pan y la sal creyendo que así nos robaremos electores los unos a los otros mientras la derecha cierra prietas las filas, impasible el ademán, feroces defensores de su estatus quo. Ha llegado el momento de los grandes líderes, de los actos heroicos, de la generosidad y del sacrificio de algunos para el bien de todos.
Tomemos ejemplo de las pequeñas hormigas rojas que saben que nada son de una en una frente a la inmensidad de las aguas, pero que saben también de manera innata, que todas juntas conforman una estructura sólida, insumergible, indestructible, con la que surcar ríos revueltos y llegar sanas y salvas a la otra orilla.
Las hormigas rojas tienen claro que hacer para sobrevivir, en la izquierda española hay mil maneras de hacer la balsa, en algunos partidos incluso conviven muchas diferencias
Una visión que comparto, bien Garrote.
Bravo Martu, espléndidamente expresado, se acaba el tiempo, o flotamos o perecemos..
un
abrazo
Es muy sencillo. Los votantes de políticas de izquierda somos más exigentes y no nos gusta ser traicionados por partidos que dicen defender estas políticas. Caer en la tentación del voto útil fue el mayor error jamás cometido por la izquierda, con mayúsculas, española. Sinceridad ante todo.
Por ser así de críticos tenemos el Gobierno de Mariano I el Recortador. Enhorabuena!
El sarcasmo es un gran amigo.
No. La culpa no la tienen los votantes de izquierda, ser críticos con algo es una virtud, no somos robots.
Los tiempos de Cánovas y Sagasta deben acabar.
Pactos puntuales, sí. Cheques en blanco, no.
Es una opinión más.
Es toda una leccion,mejor iria el mundo si nos comportaramos como ellas.