Hoy, una de las políticas que mejor manejan los tiempos y la demagogia en esta nuestra pobre España, Esperanza Aguirre, ha reaparecido para bailar sobre la tumba de su archinémesis, Ana Botella, después de su ridículo fracaso al frente de la delegación Madrid 2020 en Buenos Aires. La lideresa, aprovechando la derrota de la actual alcaldesa de Madrid, ha vuelto a primera línea con unas declaraciones que me han dejado estupefacta.
Pide la dama de hierro del PP madrileño que se democraticen los partidos políticos, que se elijan los mandos a través de primarias en las que participen los militantes como forma de reconocerles el trabajo y la lealtad. Algo más que dar palmas en los mítines y contar votos en las elecciones. Y claro, se me ha escapado una lagrimita de la emoción. Si no fuera porque sé que no cree lo que dice sino que considera que es lo que más le conviene para ser la futura candidata a la alcaldía de Madrid me habría hecho dudar.
En lo que voy a darla la razón por completo a la Condesa de Murillo es en el hecho de que aquel Partido político que primero se adentre por el camino de la modernización democrática de su organización, de las formas de participación en la misma, del papel de su militancia y del modo de elección de sus líderes, candidatos y listas ganará mucho ante el electorado. Y sería una triste lástima que fueran los sobrecogedores populares quienes lo hicieran.
Ante los socialistas españoles se abre el reto de aprovechar la Conferencia Política de noviembre para acometer los cambios estatutarios que quedaron aplazados en el Congreso de Sevilla y que la militancia reclama a voces. Cambios que permitan establecer Reglamentos de Primarias tanto para cargos orgánicos como para cargos institucionales que sean de aplicación en toda la organización y que solventen todas las deficiencias que hemos podido apreciar en los procesos que se han dado durante los últimos meses.
Primarias abiertas a simpatizantes para la elección del cabeza de lista tanto nacional, como regionales y de grandes ciudades; y primarias o elección directa de los Secretarios Generales por parte de toda la militancia, que son cosas parecidas pero no idénticas y que por tanto necesitan reglamentos específicos con atención a algunas trampas que esconden.
Primarias abiertas que se aprobaron en Sevilla y que por tanto deben hacerse pero teniendo la precaución de esquivar, al menos, dos balas de plata: la primera el hecho de que se determinen muy bien los requisitos de aquellos que consideremos simpatizantes con derecho a votar a nuestro candidato –precio de la inscripción, documento de compromiso que se ha de firmar, no inclusión de militantes de otros partidos…- La segunda y no menos importante, valorar la implicación real de la ciudadanía porque no habría nada más desesperanzador que abrir un proceso de primarias y que los votantes no tuvieran interés en participar de las decisiones del PSOE, eso colocaría a nuestro candidato en una situación de deslegitimación que lo lastraría de cara al proceso electoral.
Elección del Secretario General y su equipo mediante la votación directa de toda la militancia y no en congresos con delegados que no llevan mandato de sus agrupaciones y que por tanto no respetan los verdaderos deseos de la militancia expresados en la elección previa. De esto ya he escrito mucho y estaría dispuesta a asumir un paso intermedio entre lo que tenemos hoy y la aspiración final de voto directo que sería volver al mandato, es decir, que los delegados que eligiéramos en las agrupaciones acudirían a los Congresos con la obligación de elegir a aquel o aquellos que hayamos decidido previamente los militantes.
Queda mucho PSOE por hacer pero no cabe duda que modernizar y democratizar la organización es un paso previo a cualquier otro cambio que pretendamos que los ciudadanos lo perciban como tal. No dejemos que liberales como Esperanza Aguirre que harían y dirían cualquier cosa con tal de arañar votos y seguir en el poder, nos adelanten por la izquierda, ni tan siquiera figuradamente.
Sita Espe habrá hecho las cuentas para tenerlo todo «atado» en las primarias que dice quiere tener. En definitiva, las primarias no son tan democráticas como queréis hacer creer. Las filias y la fobias se manifiestan más crudamente.