Tomo prestado el título de un libro de Juan José Millás porque no ha dejado de venirme a la memoria en las últimas horas y voy a intentar explicaros a continuación por qué.
Una cosa que recomiendo a cualquiera que se quede en paro es madrugar. ¿Madrugar si no hay obligación? ¿Madrugar para qué? Os preguntaréis los más dormilones del lugar. Madrugar por diversas razones. La primera porque así seguiréis con el ritmo de vida de una persona que trabaja, que tiene unas obligaciones y un horario y todo será más fácil el día que tengáis que volver a hacerlo. Madrugar también para seguir el mismo ritmo que el resto de la familia, en mi caso, para ver a mi hija antes de irse a la Universidad, para desayunar con mi santo y poder charlar un rato viendo las noticias de lo que ha pasado en el mundo mientras dormíamos y sobre todo, para no despertarme a media mañana sola, sin nadie a quien dar siquiera, los buenos días. Madrugar para tener sueño por la noche y acostarme pronto, como hacen los que sí tienen que levantarse temprano, para seguir integrada en mi grupo familiar.
Otra cosa muy recomendable es hacer deporte, mejor en compañía que solo, y para ello, si uno se lo puede permitir, lo mejor es el gimnasio. Te obliga a levantarte del sofá, vestirte y salir a la calle y te permite ver gente, hablar con alguien. Además de los ya conocidos beneficios para tu mente y tu cuerpo que no hace falta que explique aquí, durante el tiempo que estés allí no estarás solo, podrás sonreírle a alguien, charlar de cosas intranscendentes como el tiempo, escuchar el sonido de tu voz. Si no, siempre se puede salir a correr o andar por el parque más cercano, aprovechar los aparatos para hacer gimnasia que ponen la mayoría de los Ayuntamientos y, si se tiene un poco de cara, al final se encuentra un grupo con el que acoplarse y disfrutar de la compañía.
Escribiendo esto me acuerdo de mi abuela, tiene 87 años por lo que lleva más de 20 jubilada y más de 10, viuda. Desde entonces convive con una perrita peludilla y muy chillona. A veces, cuando la llamo por teléfono al medio día, noto que tiene la voz ronca y preocupada de que esté enferma le preguntó qué le ocurre y la respuesta me deja estupefacta: “nada, que como estoy sola, estas son las primeras palabras que pronuncio desde ayer…” Otras veces me dice: “aquí estoy hablando con la perra porque si no se me va a olvidar hablar…”
Quizás la soledad es sin duda lo peor de estar en paro. Alguno dirá, lo peor es no tener ingresos, tiene razón, aunque en mi caso, los suple la prestación, que no es como mi anterior salario pero me permite sacar mi proyecto de vida adelante, al menos temporalmente. Por tanto, lo que añoro ahora que no trabajo, no es el salario, sino los compañeros de trabajo, la conversación sobre lo humano y lo divino, la colaboración intelectual en cualquier proceso creativo, y por qué no, las discusiones o pequeños piques que aparecen en cualquier colectivo humano.
Igual serán solo los primeros días, con el paso de las semanas me acostumbraré a pasar la mayor parte del día sola, disfrutaré los desayunos y las cenas en familia, procuraré aprovechar el tiempo libre para quedar con amigos a comer o a tomar café, no me importará charlar un rato con mi gato, que me mira con una cara tan interesada que me da la impresión de que entiende todo lo que le estoy explicando, aunque sea algo tan complejo como el presente del Partido Socialista. Igual, pero hoy solo puedo pensar: “la soledad era esto”.
Esta muy bien el articulo, lo de madrugar es clave. Ademas de por lo que cuentas, también por el tema de las gestiones, que si no llevas el mismo ritmo que la gente que trabaja, luego te encuentras los sitios cerrados. Sobre todo porque aqui muchos sitios cierran a la hora de comer. Creo que has dado la clave con el momento de levantarse, si vives con personas que trabajan/estudian en el momento justo para darles los buenos dias antes de salir…
Por otro lado, si hay oportunidad de hacer cursos de formacion, es una alternativa, aunque sean de algo que domines, la verdad es que hacer el curso, cumplir los horarios y ver gente ayuda mucho…
Un saludo!
Gracias. Otro saludo para ti.
Cuando se produjo el «corralito» en Argentina (la primera vez en la historia contemporánea que quiebra todo un país) se crearon todo tipo de acciones cooperativas e iniciativas. Eduardo Chile fue el dirigente de una acción para crear viviendas en un solar de una fábrica abandonada y aprovechar para uso común lo que quedaba en pié de aquella fábrica. Cuando le visité en 2003 el proyecto estaba en marcha y hoy es una bellísima y própera realidad que ha creado 250 puestos de trabajo, cuenta con economato, guardería y hasta una radio propia que aprovechó como privilegiada antena la chimenea de la fábrica. Cuando le preguntan cómo surgió la idea justo en el peor momento de la histria económica argentina «el Chile», como le llamamos los cumpas, siempre responde «Porque había que evitar que la gente se quedara parada y perdiera la autoestima y el hábito de trabajar». Buen consejo el de Martu.
¡Buena historia, compañero!
Tengo muy olvidadas las dos épocas que estuve en el paro. He trabajado y he tenido suerte (quiero pensar que en ese orden, o al menos que lo primero no se deba totalmente a lo segundo). En cualquier caso, la experiencia me dice que el consejo es buenísimo. Buena suerte.
No sabes como te entiendo Martu, es muy importante ser capaz (yo no lo he sido ni lo seré soy muy vaga…), de levantarse temprano (eso si), y tener una actividad sana y relacionada con el exterior que te permita sobrellevar el estado de «parada» en que nos obliga la falta de trabajo (remunerado) estar. Parada, ni tu, ni yo, ni muchos mas (menos mal), lo estaremos nunca, yo no paro pero lo hago sentada frente al ordenador ese es mi mayor defecto soy una vaga me cuesta mucho salir… ademas en Madrid por salir a la calle tienes que pagar en cualquier momento nos van a cobrar por respirar…. menos mal que ya mismo me voy a mi pueblo. Animo que tu puedes!!!
Me parece perfecta tu actitud, lo importante es estar ocupado, que cuando te levantes digas «hoy tengo que hacer …». mantener las relaciones es básico, muchos trabajos vienen a través de ellas.
Y como actividad y aprovechando la maravillosa Sierra del Guadarrama, te recomiendo una vez a la semana senderismo de montaña, en grupo, te relacionas y además disfrutas con cosas como esta:
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.287131411469857.1073741880.174434286072904&type=1
Un saludo.
Tomo nota. Gracias Juan
Hola Martu. He pasado por eso ya en dos ocasiones. La primera vez fueron 6 meses, pero la segunda me llevó encontrar trabajo 2 años y tenía 40.
Fundamental lo que dices, porque si no tienes toda la suerte que te deseo, pasarás por fases. Al principio lo afrontas un poco como unas vacaciones largas, eres un poco selectictivo en la búsqueda, pero llega el punto de la falta de autoestima, la perdida del ritmo de vida de una persona activa laboralmente; y finalmente la desesperación que te surge cuando se acerca el momento de perder cualquier ayuda (en mi tiempo no habia ayuda subsidiaria).
En ningún momento perder la esperanza, en ningún momento bajar los brazos pensando que no estas preparado; en ningún momento dejar de intentar cualquier oportunidad que llega. Y por útlimo, es más fácil encontrar trabajo cuando se está trabajando. Los empleadores tienden a estigmatizar involuntariamente.
Un abrazo, y mucho ánimo compañera
Paco