El domingo que viene, el Congreso Extraordinario del Partido Socialista Obrero Español, ratificará por aclamación al primer Secretario General elegido por el voto directo, secreto y en urna de todos y cada uno de los militantes, Pedro Sánchez y, aunque no fue ni mucho menos mi opción, desde el momento en que la mayoría de mis compañeros determinaron que era el mejor para liderarnos en estos tiempos de zozobra, cuenta con mi lealtad, lo que no significa, ni mucho menos aplaudir todo lo que haga o diga.
Lo que tampoco voy a hacer, porque creo que hay que aprender de los errores pasados, es estarle esperando emboscada dispuesta a refregarle por los morros cualquier incoherencia, metedura de pata o cesión que haga, como hicimos muchos con Alfredo Pérez Rubalcaba cuando ganó el Congreso de Sevilla a la opción que apoyábamos, Carme Chacón, algunos, como el menos malo de los males que se nos ofrecían aquel marzo de 2012.
Sé que esta entrada del blog no va a ser todo lo políticamente correcta que debería ni todo lo políticamente incorrecta que se espera de mí, pero lo que si os garantizo es que va a ser sincera. El que nada tiene, nada pierde y por tanto aprovecho esta calurosa tarde noche madrileña para mostrar un pedacito de mi alma zaherida. Y no, no es que me haya rendido, es que sé reconocer cuándo nos han infringido una derrota, sin paliativos y he aprendido que es mejor aceptar el fracaso y crecer con él que lamerse las heridas.
Ha ganado él y han ganado los que con él diseñaron una buena estrategia, con tiempo, con un objetivo claro y un método para lograrlo y que además han sido los más rápidos en adaptar el paso al cambio de las Primarias Abiertas por 1 Militante 1 Voto. Ahora hay que confiar en que la estrategia no fuera mera táctica para lograr el poder interno y siga desarrollándose para alcanzar la verdadera meta, que la izquierda vuelva a ocupar su lugar al frente de los distintos gobiernos regionales y municipales que perdimos por el tsunami del 2011 como antesala del retorno de un socialista a la Moncloa.
No me veréis hacerles la pelota, las cosas que no me gustaban hace un par de semanas, que me inclinaron por darle mi apoyo a Madina en lugar de a Sánchez, siguen estando ahí, pero tampoco airearé argumentarios cavernarios como he visto a más de uno para atacarle. No, ese no es el camino, dar armas al enemigo contra el que está al frente de nuestra organización es de género gilipollas, compañeros y compañeras, os lo digo con conocimiento de causa, ya he reconocido que al pobre Alfredo no le pasamos una, y aunque en ocasiones se lo merecía, el tiro al Secretario General es un deporte en el que siempre gana la derecha.
He intentado que en este procedimiento interno no se abrieran demasiadas heridas en las relaciones personales con compañeros, a los que además considero amigos y que habían optado por otras opciones distintas a la mía. Confieso que lo he logrado en bastantes casos pero que he fracasado en otros. Este ensañamiento personal que en ocasiones se da cuando competimos entre nosotros es una de las cosas que tenemos que aprender a cambiar para sucesivas ocasiones, máxime cuando parece que vamos a lograr nuestro anhelo de que la elección del Secretario General por toda la militancia se extienda al ámbito regional y provincial y se quede de manera permanente entre los socialistas.
A ratos pienso que hubiera sido mejor hacer caso a mi rubio y ponerme de canto durante todo el proceso, total, “si tampoco te entusiasma ninguna opción”, me decía abriendo mucho sus verdes ojos, pero para eso yo tendría que nacer de nuevo y ser otra Martu, una que piense dos veces las cosas antes de hacerlas o decirlas, una que anteponga su interés a su conciencia, una que no sienta ni padezca, que no se le erice la piel ante la injustica, que no escuche quebrarse un pedazo de su corazón ante la traición, que no llore el desprecio de un amigo, que no se crezca ante el castigo.
Tú has sido y eres exquisita en este proceso. Nadie te podrá acusar de fangirl. Lo que no obsta para sostener que la lealtad del compañero también pasa por la crítica constructiva. Siempre hay que intentar aportar para mejorar.
No es hacerte la pelota, ni dorarte la píldora, sino todo lo contrario.
Me explico: leyéndote ahora con calma he conseguido distanciarme por fin de la severa derrota de la opción que defendí y por la que peleé hasta el pasado 13 de julio para la Secretaría General de nuestro Partido, el PSOE. Opción que no era otra, que la de Eduardo Madina (ahí coincidimos, como en otras muchas cosas, al igual que no lo hacemos en otras muchas).
Estaré a la expectativa del Proyecto del nuevo SG, de cómo actúa, de qué equipo forma, con quién cuenta (espero y deseo que con el mayor número posible de gente), y de cómo se desenvuelve, pero no jugaré al «tiro al Secretario General». Eso sí, mantengo mis principios y mi capacidad de crítica intactos y diré o manifestaré mi opinión cuando crea que las cosas no se han hecho bien, porque por encima de todo está el PSOE y la gente de la calle, a la que no podemos seguir decepcionando.
Esa es mi Martu. 🙂 Y #molamil
Tú amplia trayectoria; tus modales exquisitos y tu educación, aparte de tu gran conocimiento político, deben de situarse en un puesto de relevancia dentro de la CEF que forme el nuevo Secretario General. Hace tiempo que te leo y estoy maravillado, como digo, con tus modales, tu exquisito lenguaje y tu enorme conocimiento. Te veremos, seguro, en un puesto de relevancia, porque te lo mereces.
Muchos y muchas socialista, tal como tu te defines en este post, es lo que le hace falta al PSOE. Si no seguirá la caída libre. Espero que no sea así y pondré de mi parte para remontar la situación.
No os calentéis la cabeza:
Un partido dirigido por gente sin oficio ni beneficio, que no ha cotizado en su vida fuera de el y que aspira a vivir del mismo de por vida es un partido que lleva el virus de la desaparición dentro de el.
Lo vais a ver en mayo del año que viene.
No nos queda otra, Martu. Sí era mi opción y sí le voté, pero ahora tenemos que apoyar, esperar y confiar. Tampoco nos vamos a olvidar de opinar, por cierto. Equivocarse en estas ocasiones es normal, pero vuelvo a decir que no hay margen y prefiero decisiones equivocadas que indecisión y «esperar a ver». Celebro tu moderación. No tengo más que añadir.
Ahora mismo lo más sensato es darle cien días de margen para ver qué dice, y sobre todo, qué hace. La responsabilidad que tiene encima es tremenda: Ilusionar a la gente y meter al socialismo en el futuro o dejarlo definitivamente sepultado como algo folclórico al estilo de lo que ahora es el Partido Carlista. En no muchos meses vienen varios desafíos donde le vamos a ver actuar: secesionismo catalán, populismos, escenario post-crisis etc… Según como vaya lidiando esos «miuras», ya le aplaudiremos o le pitaremos.