“Te escribí cuando salió el artículo de lo de las tarjetas en la mierda de LOC y ya sabes lo que pienso Javier. Sabemos quién eres, sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde. Un beso compi yogui (miss you!!!)”.
La reina Leticia, la mujer del Jefe del Estado, Felipe VI, el que vino a regenerar la imagen de la monarquía después de que su hermana y de rebote, su padre, se vieran implicado en el escándalo del caso Noos, junto con el duque empalmado, se ha cascado un “Luis, sé fuerte” en toda regla al enviarle este cariñoso mensaje a López Madrid, yerno de Villar Mir, investigado por el uso de las tarjetas Black de Caja Madrid.
La contestación del yernísimo tampoco tiene desperdicio: “Os lo agradezco mucho. En el futuro extremaré el cuidado, vivimos en un país muy difícil y seré aun más consciente de mi conducta” que nos recuerda a aquella mítica frase de Rajoy al ser preguntado por la situación de la economía española “is very dificult, todo esto”.
A los que COMPI YOGUI no os diga nada, como a mí, os aclaro que se ve que López Madrid y doña Leti se hicieron amiguitos del alma compartiendo clases particulares de yoga cuando ella se hizo novia del Príncipe Felipe. Atiéndase al detalle, clases particulares de yoga, que estos son de la élite y no van al gimnasio municipal de su barrio o pueblo, como el común de los mortales, a sudar con el populacho. Que no vamos a ser todos iguales, que no va a ser esto el comunismo.
Después de hacerse amigo de doña Leti y comer junto con el ya Rey, para quejarse amargamente de lo difícil que es España porque un juez te investiga por financiar ilegalmente al PP o gastar la pasta de todos los españoles con una tarjeta opaca, López Madrid también ha sido imputado por acosar a una doctora y ahora mismo está entre los investigados de la Púnica, polidelincuencia pija, vamos.
Hace mucho tiempo que algunos venimos reivindicando que, además de perseguir ferozmente a los corruptos, había que poner el acento en los corruptores, porque unos no existirían sin los otros. Y no me vale que me cuenten el rollo de que si no aceptas pagar las mordidas, los políticos no te adjudican obras. Si eso fuera así, te vas al Juzgado y lo denuncias pero no entras en el juego ilegal e inmoral de inflar los precios de la Obra Pública para poder pagar la comisión de turno a cargo del Erario Público, es decir, de todos y cada uno de nosotros, pringados españolitos de a pie.
Durante algunos años, aquellos del círculo virtuoso del ladrillo, que decía Montoro, de la burbuja inmobiliaria, de cuando en España, atábamos los perros con longanizas, muchos veíamos con estupor cómo los vecinos del municipio acudían a las puertas de los cuartelillos de la Guardia Civil a recibir como héroes a alcaldes detenidos por corrupción inmobiliaria, porque creían que no importaba que el político robara del Ayuntamiento porque el dinero público no era de nadie y total, si creaba empleo, bien empleado estaba.
Lo único bueno que ha traído esta atroz crisis económica, esta gran estafa a los más desfavorecidos, es que nos ha obligado a abrir los ojos a la realidad: lo público es de todos, es tuyo y es mío, es nuestro, son nuestros impuestos, pagados con sacrificio por todos nosotros y sirve para sostener los servicios públicos de los que disfrutamos sin excepción. Cuando uno roba dinero público, priva a sus convecinos de disfrutar de una mejor Sanidad Pública. Priva a nuestros hijos de tener una Educación Pública de calidad, becas con las que estudiar, con las que salir al extranjero y complementar su formación. Priva a nuestros mayores de ver incrementadas sus pensiones, les obliga a copagar sus medicamentos y les deja sin asistencia social o residencias de mayores en las que se les atienda con la dignidad que se han ganado durante décadas de contribuir a sostener el Estado del Bienestar.
De modo que si a López Madrid, que se pagaba con la tarjeta Black de Caja Madrid cosas como restaurantes, tiendas de moda o viajes, algunos miles de euros, le parece que España es un país muy difícil, ¿qué les debe parecer a los pobres pensionistas que vieron volar sus ahorros con las preferentes de Caja Madrid? ¿Qué les debe parecer a los que fueron engañados para comprar acciones de Bankia que el mismo día que salieron a Bolsa perdieron todo su valor?
De modo que si a doña Leticia, que vive como una reina en el Palacio de la Zarzuela, que no tendrá que preocuparse jamás porque a sus hijas les falte la luz para hacer los deberes, tengan frío porque no puedes pagar la calefacción, se acuesten con hambre porque no había nada en la nevera para darles de cenar, les parece que el que robaba de lo público, de lo de todos, es un buen amigo y había que quererle, ¿qué pensarán los que son desahuciados por Caja Madrid y se ven con sus niños en la calle? ¿qué pensarán los que ven a sus hijos, dependientes, abandonados por las Administraciones Públicas a la crueldad de la necesidad, además de la enfermedad?
No, España no es un país muy difícil, a España la han vuelto un país muy difícil, los compi yoguis de turno y sus amiguitos del alma.
«De modo que si a doña Leticia, que vive como una reina en el Palacio de la Zarzuela, que no tendrá que preocuparse jamás porque a sus hijas les falte la luz para hacer los deberes, tengan frío porque no puedes pagar la calefacción, se acuesten con hambre porque no había nada en la nevera para darles de cenar, […]»: la vida podría dar tantas, tantas vueltas…
Este pais está en manos de malas personas.
Como siempre en todos los países en todas las épocas. Las personas somos malas por norma. La razón es que para ser buena, una persona debe serlo todos los días de su vida, mientras que un solo fallo la condena.
Un país no puede depender de la bondad de nadie, debe tener un sistema de justicia que mantenga la maldad a raya por las malas. Los ingleses lo llaman «the rule of law».