ALERGIA ALIMENTARIA

Hace tiempo que no escribo aquí porque lo estoy haciendo en mí periódico EL SOCIALISTA DIGITAL, del que soy Redactora, pero como allí solo lo hago de política, he decidido recuperar mi blog para lo que nació en un principio, contar mis cosas, desahogarme, compartir con otros…

Hace unas semanas empecé a encontrarme mal después de comer. No era todos los días ni en todas las comidas, pero cada vez era más frecuente. Viendo que la cosa no mejoraba, sino que empeoraba, pedí cita en mí médico de familia que en cuanto le conté los síntomas: hinchazón abdominal, dolor, malestar, cansancio físico, tristeza… diagnosticó una alergia alimentaria y me mandó al especialista.

Aquí empezó Jesucristo a padecer, que dice mi abuela. La deteriorada sanidad pública madrileña, por mor de la privatización de la gestión que nos impuso el PP, me ofreció como primera cita con el alergólogo, en toda la Comunidad de Madrid, el Hospital Gregorio Marañón, para el 2 de noviembre. ¡Más de un mes poniéndome enferma cada vez que comiera!

Aprovechando que uno vive en la sociedad de la información, que mi hija casi es enfermera y que su prima ya lo es y padece algunas alergias alimentarias, esto es lo que hemos descubierto a la espera de que el señor doctor nos lo confirme con las pruebas pertinentes:

• LACTOSA ni mirarla. Todo lo que tiene lactosa, y desgraciadamente está escondida en muchísimos alimentos, no solo la leche, como conservante, me cae como un tiro. Además de comprar todo sin lactosa (leche, yogur, queso…) he detectado que no puedo beber Coca Zero, pero si Light o Pepsi Light ¿por qué? seguramente por el edulcorante que lleva que como estos son un imperio no se ven compelidos por la normativa que obliga a señalar alergenos. Tampoco el guacamole del Mercadona, debe ser también por algún conservante.
• GLUTEN aquí la cosa está un poco más fácil que con la lactosa porque la mayoría de los alimentos están bien etiquetados al respecto y, porque el señor del Mercadona tiene una hija celiaca y ha creado un imperio sin gluten a precios no demasiado abusivos. Como anécdota he descubierto con estupor y dolo, que la salsa de soja tiene gluten porque lleva trigo, que digo yo que qué pinta ahí el trigo, menos mal que ya he encontrado una marca sin porque me encanta la comida oriental y sin salsa de soja es para llorar. Lo mejor, sin duda alguna es que hay cerveza sin gluten, de la Mahou y de Estrella de Galicia, muy ricas, algo más caras, pero asequibles y ya las puedes encontrar en muchos bares y por supuesto para tener en casa. Como el vino no lleva gluten,  todo en orden. También he descubierto la harina de arroz, que para freír pescado es mejor incluso que la de trigo, mucho más fina y crujiente. Me queda hacer croquetas solo con Maizena y solo con harina de arroz y a ver si tienen éxito.

Lo peor es comer de restaurantes porque ahí si que te la juegas a la tortilla rusa como Arguiñano en Airbag. Tienes que vigilar los ingredientes, las salsas, que no hayan cocinado con las mismas herramientas que han troceado el pan, que no hayan frito con harina en la misma freidora que te hacen a ti unas patatas… vamos, un imposible. Y de los postres ya me he olvidado, no hay nada sin gluten y sin lactosa que llevarse a la boca para terminar una buena comida.

Algunos me han dicho que no puedo comer sin gluten hasta el día de las pruebas porque no saldrán bien los resultados (sobre todo lo biopsia), pero es que me pongo tan mala, tan cansada, tan dolorida y tan triste cuando lo hago que no sé muy bien qué voy a hacer al respecto. Ya os iré contando