Ya sé que el voto es secreto y no tendría por qué contar a quién voto y mucho menos por qué lo hago, pero yo soy así de transparente. Aunque si os soy del todo sincera había decidido votar a Ciudadanos pero decir públicamente que me había abstenido, fundamentalmente para ahorrarme la turra que unos otros me dais. De hecho estoy convencida de que hay mucho voto oculto a Ciudadanos por la misma razón, lo pesados que estáis los del trifachito y los del frente popular, ambos, coñazo de gente sois.
Hecha esta salvedad paso a explicar por qué voto a Ciudadanos. Que os tenga que explicar por qué no puedo votar a Sánchez me parece de juzgado de guardia pero os refresco la memoria: Pedro, en persona, sí, en persona, que lo nuestro es personal, que fuimos juntos al instituto, empezamos a militar juntos en la Agrupación socialista de Tetuán y hemos estado siempre en bandos opuestos en el PSOE de Madrid. Como decía, Pedro en persona se encargó de que me abrieran 2 expedientes disciplinarios, el primero acabó en un año de suspensión de militancia, el segundo consiguió que me fuera diez minutos antes de que me echaran.
Pedro, a través de su jefa de prensa, Maritxa Ruiz Mateos, a la que también conozco desde el 98 de la Agrupación de Tetuán, fue a 13tv donde yo trabajaba como colaboradora autónoma, ganándome el jornal honradamente, a exigir que yo no volviera a ir bajo amenaza de no mandar ningún socialista, de retirar la subvención a la cadena si Sánchez llegaba al gobierno (era el año 2015) y demás plagas bíblicas. Y lo acabaron consiguiendo. También hicieron lo propio en Telemadrid.
Pedro y el entonces su mini yo, Luena, no dudaron en verter toneladas de mierda contra un hombre honrado, como Tomás Gómez, hasta conseguir destrozar su carrera política y a un paso de matarle civilmente, porque decirme a mí quién contrata a un político corrupto en este país. Y así podría seguir con una lista enorme de depurados por el sanchismo, que si no duda en masacrar a los propios, imaginad a los ajenos.
Hay quienes me decís que el PSOE es más que Sánchez, que lo importante es el partido, las siglas, pero os equivocáis, el partido, sus principios y valores, lo encarnan quienes lo dirigen en cada momento y si la filosofía a la que veneran es acabar con el que no piensa igual, masacrar al disidente, premiar al amigo aun carente de talento y colocar a los apoyos aun en puestos para los que no están ni remotamente preparados, pues el PSOE ya no es el PSOE, si no algo que podemos denominar el PDROE y que solo sirve al interés personal del líder.
Hay también quienes me queréis asustar con el malvado trifachito, sin daros cuenta que me da el mismo miedo un presidente socialista en manos de Podemos, el independentismo catalán y las sanguijuelas vascas. Que no sé por qué la derecha española es mala por naturaleza y las derechas catalanas y vascas son gloria bendita.
Y como me da tanto miedo Vox como Podemos, el PP, como el independentismo catalán, la derecha española como la vasca o catalana, quiero un gobierno centrado, de centro izquierda, concretamente. Un gobierno formado por dos partidos constitucionalistas y que igual es hasta capaz de devolver al PP a posturas de consenso en los temas fundamentales para España como la reforma de las pensiones, la ordenación de competencias autonómicas, el desafío independentista catalán, una reforma fiscal integral, una buena ley de educación… tantas cosas.
Claro, no puedo votar a Sánchez pero tampoco quiero dejar de votar, así que voto aquello que creo que podría conducir a un gobierno del PSOE con Ciudadanos pero sin Sánchez. ¡Eso es imposible! gritáis los unos y los otros, pero nada es imposible en este país de locura electoral en el que vamos de sorpresa en sorpresa. Si Ciudadanos tiene suficientes votos, lo más cerca posible del PSOE, podrá pactar con los socialistas casi de igual a igual, con la fuerza de poder exigir que el candidato no sea Sánchez.
Imaginad que la otra alternativa es que el PSOE estuviera en manos de indepes y bilduetarras, o que Ciudadanos tuviera que admitir un gobierno con el PP y Vox, malo para unos y para otros. Con mi fórmula, el PSOE gobernará y podrá aplicar gran parte de su programa (ya pactó con Ciudadanos 150 medidas en 2016), Ciudadanos podrá presentarse como el que salvó a España de Sánchez y de Vox, punto por la derecha, punto por la izquierda.
¡Pero Sánchez no se irá! Gritáis cargados de justa indignación. Lo sé, a Sánchez lo echarán los suyos cuando perciban que con él se acabó el poder, pero sin él seguirán subidos en la mamandurría por la que no conocen ni a sus madres. No sería el primer líder que sacrifica un partido por seguir en el machito. Si me apuráis, esa es la estrategia que Ciudadanos hubiera debido seguir en Andalucía y hoy les haría estar mejor posicionados en las encuestas, pero eso es llorar sobre la leche derramada y no conduce a nada.
¡Pero Sánchez y Rivera se odia! Ya, ¿creéis que Sánchez e Iglesias se aman? Pero ahí les tenéis, haciendo el paripé de futuros socios electorales porque a ambos les conviene para mantener Falcon y casoplón en la sierra. Nada nuevo bajo el sol.
Me atrevería a segurar que un gobierno en el que no estén ni los ultras de Vox, ni los golpistas catalanes es mayoritariamente deseado por los españoles. Hay encuestas por ahí que dejan clara que esa es la preferencia de la mayoría de los votantes del PSOE, luego no nos engañemos, si España lo vota, los políticos lo harán aunque hoy juren por la gloria de su madre que es imposible.
¡Votad lo que os de la gana, sin miedo, sin odio, sin marcos mentales impuestos por unos y otros! ¡Votad en conciencia! ¡Votad en libertad! y si no os da la gana, pues no votéis, ni estas son las elecciones que acabarán con España, ni vendrá el Armagedon porque os quedéis en casa, ni creo que el lunes las cosas vayan a ser diametralmente opuestas al sábado porque votéis a unos, a otros, o no votéis.
Tengo una vecina con la que coincido cuando paseamos a los perros. Me cuenta que ha trabajado en la Moncloa y una chica, familiar de ella -era una prima, o una sobrina- estuvo saliendo con Sánchez unos pocos años.
Dice que Pedrito es eso, Pedrito, que es un cantamañanas. Me parece muy acertado tu diagnóstico porque coincide con el de ella, y las dos le habéis conocido.
Suerte.
https://elpais.com/elpais/2019/04/22/opinion/1555942786_672694.html
He visto en diferido El gato del lunes 29 de este mes, en el que Vd. participó. Ya le dije que me gusta escucharla aunque discrepe en muchas cosas. Tiene cierto nivel (como Balbás, Carmona y otros) al que no llegan ni de lejos la Lastra, la Calvo (esa gloria intelectual de España), y tantos sociatas (dicho sea con todo respeto).
Ya sabía de otras intervenciones pasadas que era graciosa: en esta ocasión me hizo reir lo de «pedrosanchóloga de cabecera» o lo de «militantes pagafantas».
Yo también tuve algunas alegrías con este resultado electoral: primero, el desplome de la ultraizquierda. Luego, el descalabro pepero. El peperismo ha sido y es nefastísimo para España, básicamente por dos razones: una, que ha chuleado y ninguneado a la derecha sociològica, que durante décadas ha estado sin voz y sin voto en las Cortes, ya que el peperismo se ha limitado a seguir la política sociata de González y Zapa -también en los parlamentos regionales- asumiendo sus leyes ideológicas y sectarias. Es decir, el PP es un PSOE light, moderadito, que sólo va un pasito detrás del PSOE pata negra.
La segunda razón por la que es funesto el peperismo es que ha hecho todo lo posible para que no surgiese o se consolidase una fuerza política que encauzase el voto de esa derecha sociológica. Entre otras armas, ha empleado la táctica del voto del miedo y del voto útil, y demás milongas. ¿Útil? Sí, útil para consolidar las políticas sociatas y para asegurarse las poltronas y demás prebendas. Pero eso ya no cuela.
Me cuentan personas de Génova que hay nerviosismo en el peperismo pues temen otro descalabro en las elecciones de mayo. Y que algunos están desesperados, aunque guardando las formas, disimulando. O como diría Loquillo, están desesperados, pero con elegancia.
Es incorrecto pensar que VOX se nutre sólo de antiguos votantes peperos. De los 14 ó 15 que yo conozco, sólo 5 proceden del PP. El resto procede de la abstención, del PSOE, de C´s, de POdemos, de la FAlange, etc. Incluso conozco a uno que procede del PCE de la época de Anguita. Yo no he votado al peperismo en mi vida. La primera vez que pude votar, allá por los 90. lo hice a la Falange. Y desde entonces he votado a formaciones testimoniales pero que al menos tienen principios y dignidad. El PP es más de lo mismo, como decía antes, un PSOE descafeinado. Y Casado, un pobre hombre sin dignidad, un veleta que hasta hace pocos días ofrecía su mano a VOX para llegar a acuerdos postelectorales e incluso ofrecerles asientos en el Consejo de Ministros, y 48 horas después del descalabro afirma que VOX es de ultraderecha, marcando distancias con los «apestados» de VOX. Es que no tienen remedio estos peperos.
También es un error pensar que si VOX desapareciese, sus 2.700.000 votantes iban a votar al PP. ¡ni de coña marinera! Posiblemente les votarían entre 500.000 y un millón, pero creo que ninguno más.
Y para terminar, la gran alegría que me llevé es la entrada de VOX en las Cortes. Es cierto que esperábamos más, pero lograr 24 asientos, teniendo en contra todas las cadenas – a excepción de Intereconomía-, siendo objeto de manipulaciones, mentiras, calumnias, vetos torticeros para participar en los debates, etc., lograr 24 escaños en esas condiciones es todo un éxito. Ahora, por primera vez en décadas, va a haber una auténtica oposición el el Congreso. Es bonito.
Bueno, acabo.
Me alegro de que sea graciosa. Por cierto, en Murcia se dice que una mujer es graciosa no sólo en el sentido de que tiene gracia para contar las cosas, sino también en el sentido de que es guapetona. Pues le diré que Vd. es la tertuliana más guapa que sale en TV.
O sea, graciosa en los dos sentidos de la palabra. Un saludo.
Buenas tardes, Martu, hacía mucho tiempo que no me pasaba por éste blog, ni por otros, pues acabé muy decepcionado con el rumbo que ha tomado la política española de unos años para acá.
Hay mucha gente que nos seguimos considerando socialdemócratas, pero que ni por asomo podemos votar al cortijo particular en que el señor Sánchez ha convertido al Partido Socialista. Todos los que no le han reído las gracias han acabado represaliados de una manera o de otra. Para tomar el control de las agrupaciones, al menos en Madrid, se han usado métodos propios de Teodoro Obiang, como inflar los censos metiendo de golpe centenares de chavales que no se sabe de dónde han salido, o por sistemas propios del caciquismo del siglo XIX. El ambiente de mala leche que se ha vivido en muchas agrupaciones en la década de 2010 con tanta purga y tanta lucha interna ha dejado rencores y odios que durarán mucho.
Ahora Sánchez vuelve a ser presidente, pero ¿a qué precio?
El PSOE de verdad fue el partido que metió a España en las Comunidades Europeas para ir borrando las viejas fronteras. El nuevo «socialismo» de Sánchez e Iceta le ríe las gracias a los que quieren poner una frontera en Tortosa y otra en Miranda de Ebro, es decir, la misma mentalidad de paletos que los que defienden el Brexit.
El PSOE de verdad fue el partido que aseguró la permanencia de España en la OTAN, incluso remando a contracorriente de buena parte de la izquierda de entonces. Gracias a eso se acabó con el viejo ejército paleto y golpista que solo servía para que se rieran de él en los cómics del Sargento Arensivia y tuvimos un ejército capaz de ir a misiones serias con los ejércitos de otras naciones. El nuevo «socialismo» de Sánchez flirtea con partidos antisistema que a su vez flirtean con Nicolás Maduro y personajillos totalitarios similares.
El PSOE de verdad fue el partido que cambió la manera de entender la movilidad urbana en Madrid, creando los intercambiadores de transporte o los Abonos Mensuales (hasta entonces hacía falta un billete distinto para el Metro, otro para la EMT, otro para la Renfe y otro para cada una de las empresas de autobuses interurbanos). El nuevo «socialismo» de Sánchez pretende reir las gracias a sus amiguitos de Podemos pretendiendo solucionar todo a base de utopías de carriles-bici (que solucionan una pequeña parte del problema, pero no todo)
Sánchez ya ha logrado su propósito: ya ha revalidado su mandato presidencial. Pero que a eso no le llamen Partido Socialista, porque lo ha convertido en otra cosa.
Con respecto a Ciudadanos, pues desde la absoluta neutralidad que me da ahora mismo el no estar afiliado a partido alguno, creo que es una mezcla de muchas cosas, hay liberales, hay socialdemócratas que llegaron vía la antigua UPyD… No es un partido perfecto, pero por lo menos puede servir durante unos años de dique de contención tanto contra los chavistas de Podemos como contra los fascistas de Vox…
Hasta que alguien pueda fundar un partido nuevo que sea socialdemócrata de verdad, porque ahora mismo en España no existe.