Hoy que he cumplido 40 años, iba a decir la mitad de mi vida pero espero llegar al menos a los 100; toca hacer balance o por lo menos perder unos minutos echando la vista atrás para concluir que estos primeros cuarenta años han merecido la pena, me siento una mujer afortunada.
He recibido miles de felicitaciones de cumpleaños por todas las vías imaginables y aunque os cueste creerlo en casi todas ellas he reconocido un amigo, un compañero, un viejo camarada de alegrías y sufrimientos.
Me han despertado esta mañana los besos y felicitaciones de mi hija y mi santo, no se me ocurre una forma mejor de empezar el día. Me han hecho regalos pensados con la cabeza y el corazón, con un punto irónico, alguno malévolo, pero todos sentidos y elegidos especialmente para mí.
Aunque en las últimas semanas he sufrido algunos sinsabores, nunca me he sentido sola, he estado siempre arropada por los míos, los míos que son muchos y muy buenos, los míos que son también los vuestros, los de la mayoría de los que me leéis. No estamos solos compañeros, somos más me atrevería a asegurar, aunque algunos reculen en estos tiempos de dificultad siguen siendo nuestros y están deseando tener razones para volver con nosotros.
Si, soy una mujer afortunada he amado mucho y me han amado quizás más aún. Hoy en la cuarentena sigo enamorada y me siguen queriendo. Una vida sin amor no merece la pena, una vida sin pasión no es vida sino un simulacro, un sucedáneo de lo que otros disfrutamos.
Soy una mujer afortunada porque he criado una hija llena de valores, honrada, valiente y feliz. Qué importante es para un padre ver felices a sus vástagos. Nada hay peor en el mundo que el sufrimiento de un hijo, aunque sea por una nimiedad tu quisieras mantenerles siempre a salvo, lejos de las amarguras que indefectiblemente te traerá la vida, pero eso es imposible.
Soy una mujer afortunada porque hasta ahora he podido vivir según mis principios y valores. No he tenido que renegar de lo que creo, de lo que siento y espero no tener que hacerlo nunca. He defendido de palabra y hecho todo aquello que merece la pena para mí y lo he hecho con mayor o menor acierto pero siempre con la conciencia tranquila del que hace lo que cree que es justo.
Soy una mujer afortunada aunque para ser del todo sincera con vosotros hoy ha habido alguna que otra ausencia que me ha dolido. Personas que son importantes para mí que no se han acordado del día de mi cumpleaños o que no han tenido un minuto para felicitarme. No se puede tener todo en esta vida y a veces para ganar, hay que perder…
¡Gracias a todos los que estáis ahí, vosotros sabéis quiénes sois y yo también!
Muchas felicidades Martu 🙂
Felicidades, Martu, y recuerda, la edad pocas veces tiene que ver con la fecha de nacimiento 🙂